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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ganar la calle y espacios públicos

Ganar la calle y espacios públicos

El espacio público y la calle son lugares de encuentro y socialización, en los que el o la ciudadana puede gozar de los placeres de la sociabilidad, y en general de una vida relacional. De la misma forma, son los lugares donde “se puede ejercer el derecho a hablar y proponer en relación a los asuntos públicos” y donde coinciden y se enfrentan las relaciones de poder y las libertades individuales y colectivas. El espacio público y la calle son referentes de interacción social, recreación y ocio.

La calle significa un lugar de tránsito, para desplazarse de un sitio a otro; su presencia es momentánea, sin embargo, en las condiciones actuales se puede afirmar que la calle es un espacio de zozobra para las mujeres. 

En las plazas, parques y paseos es donde ellas se perciben más como acompañantes de familiares u otras personas, porque tampoco son un destino privilegiado a donde ir sin compañía. En las ciudades más grandes es plausible encontrar en las áreas verdes y plazas o parques una tímida presencia femenina, pero siempre desconfiada de la mirada de los otros. El espacio público representa para muchas mujeres un no lugar, donde se sienten y son percibidas como ajenas, en un doble juego de visibilidad e invisibilidad.

Lo real es que los espacios públicos son lugares  donde las mujeres son acosadas o atacadas sexualmente, cuestionando su comportamiento y manera de vestir, además disputando su presencia en el sitio y horario de la agresión. Ante estos hechos inseguros, se ofrecen recomendaciones que se protejan solas, ya sea evitando a desconocidos o limitando sus horarios y lugares de circulación. En general, se las educa en el temor del mundo que habita fuera de la casa, a pesar de que es en el espacio familiar donde se tienen los mayores riesgos de violencia. 

Por otro lado, en nuestra ciudad, son espacios cerrados con candados manejados por el dirigente vecinal, barón. De esta forma, individual o colectivamente se “transgreden derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión en el ámbito público”. 

Para las mujeres, ganar la calle y los sitios públicos es un avance muy importante para lograr su inclusión. A pesar de ello, en la definición de los proyectos, no se toman en cuenta  sus necesidades específicas de recreación y estadía, entonces ella continúa considerándose extraña y usurpadora de espacios masculinos.

Las diferencias se evidencian en la planificación de todos los componentes de las ciudades y también en la atención de los espacios públicos. Es común en nuestras ciudades evidenciar estructuras urbanas espacialmente fragmentadas y de alta segregación social, resultado de las políticas neoliberales. Por ello, es necesario considerar que las mujeres son más de la mitad de la población, que tienen otras necesidades y que usan y se apropian del territorio de manera diferente, viven los problemas de la ciudad también de manera desigual y por doble partida, como clase y como género. 

Es incuestionable que en los espacios públicos y de recreación se expresen claramente las relaciones asimétricas de poder, que principalmente son ejercidas por los hombres. Lo vital será entonces eliminar esas relaciones asimétricas de poder y trabajar por cambiar las acciones de gestión y manejo, en el ejercicio del derecho al ocio y la recreación, es decir, en lo que hace al derecho mismo, a gozar y usufructuar de estos espacios por parte de las mujeres.

SENTIDO COMÚN 

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

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