Hace una semana se recordó la creación del Estado Plurinacional, sin embargo, todavía no hemos superado el colonialismo y el patriarcalismo, dos aspectos que nos tienen atados a un pasado de dependencia y que es imprescindible superarlos. En esta ocasión nos referiremos al colonialismo. Se entiende por colonialismo a la forma de dominación entre países mediante la que un país o metrópoli mantiene bajo su poder político a otro ubicado fuera de sus fronteras. Es parte también del colonialismo, la ideología que defiende este tipo de sistema.

El ejemplo más candente de colonialismo fue el ejercido por las fuerzas europeas en el continente americano, a partir de la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, época en la que se organizaron diversas expediciones de España para conquistar nuestros territorios.

Ese proceso de ocupación de territorios supuso además la irrupción violenta de los intereses capitalistas europeos en este y otros continentes.

En la actualidad, hay expresiones que apuntan a un sistema neocolonialista que es una forma nueva de colonialismo con el que los actuales centros de poder mundial intentan dominar económica, política y culturalmente a los países de menor desarrollo económico. El neocolonialismo, a diferencia del colonialismo, busca la influencia de forma indirecta. 

Entonces, el neocolonialismo es la expresión de un apego hacia la dominación de valores, costumbres y cultura del avasallamiento externo hacia nuestras sociedades, se puede decir que muchas de estas aún persisten porque ahora hay actitudes de sobreponer una forma de ser foránea frente a la autenticidad de lo nuestro. Si bien es cierto que el término colonización tiene su origen en la llegada de Colón, en la actualidad también se expresa en la sobrevaloración de lo extranjero en desmedro de lo propio.

A pesar de que las sociedades colonizadas rompieron su situación de subordinación  alcanzando su independencia política, continuaron viviendo en una situación de dependencia económica, tecnológica, cultural, de las antiguas potencias, es decir, consumiendo su mercancía, su tecnología, sus productos culturales e, incluso, siguiendo en ocasiones sus directrices políticas.

En la actualidad, también tienen su gran influencia los medios de comunicación que van imponiendo de manera sistemática gustos, sabores y modelos que nada tienen que ver con lo propio. 

Algunos ejemplos neocoloniales son la sobrevaloración del consumo de alimentos y bebidas procesadas y tratadas con químicos que son perjudiciales a la salud. La preferencia de uso de prendas extranjeras en desmedro de las elaboradas por nuestra gente; la copia de concursos de belleza, donde ponen en el centro la figura de la mujer de forma mercantilizada, la desvalorización de conocimientos propios en relación a la producción orgánica, a los sistemas de riego, al manejo del clima, al cosmos, a la salud ancestral, a la producción de artesanías y prendas de vestir con productos naturales, al trueque y principalmente porque el Gobierno continúa con la estructura liberal y discriminadora con todas las características neocoloniales.

Por todas estas razones, se ha propuesto un proceso de descolonización para rescatar los valores ancestrales y reivindicar las culturales que tienen otros valores y significados. Debemos cuestionar el hecho de que no somos un país de una sola nación ni de una sola cultura, ni de una sola raza. Sin embargo, poco se ha avanzado y seguimos manteniendo esos valores ajenos que nos deshumanizan.

SENTIDO COMÚN

MARÍA ISABEL CAERO

Arquitecta

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