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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La desigualdad en tiempo de miedo

La desigualdad en tiempo de miedo
No cabe duda que en tiempos de pandemia y de miedo, el sistema capitalista busca formas de reproducir y fortalecer sus poderes. Los gobiernos neoliberales, fieles a este sistema y alineados al poder mundial, demuestran su fracaso para prepararse anticipadamente y para enfrentar un problema mundial no previsto, como es la pandemia del  coronavirus.
El virus posiblemente haya sido creado por intereses políticos mezquinos de dominar al mundo, de destruir al enemigo, para lucrar con el costo de las vacunas y los remedios o, finalmente, para deshacerse de los indeseables.
Pues bien, tanto a nivel mundial como local, la prioridad en este momento debe ser el derecho a la salud de toda la población, sin discriminación de ningún tipo. Y no debe ser aprovechada para campañas con miras a una próxima elección, como sucede en nuestro país, o como son las acciones del gobierno de EEUU que ha priorizado intervenir militarmente a la hermana República de Venezuela, en lugar de tomar medidas para salvar a su gente, pues es ahí donde este flagelo tiene un impacto mayor, con más infectados y más muertes en relación a otros países.
Una de las medidas implementada por casi todos gobiernos del mundo han sido las cuarentenas para evitar la propagación de la plaga, sin embargo, estas han puesto en evidencia las grandes desigualdades y pobreza que existe inclusive en países considerados desarrollados como son los europeos y Estados Unidos.
El capitalismo tiene sus límites, creemos que la política de salud debe estar comprometida con todas las vidas, debe desmantelar el control del mercado sobre la atención médica. Es esencial reconocer las señales diferenciadas de la crisis, que se encarniza con personas en situación de mayor debilidad social y económica: personas que viven en situación de pobreza, niños y niñas, personas con trabajos informales de pequeña escala,  personas de la tercera edad, migrantes y refugiados, personas que viven con VIH, seres en situación de calle y cárcel, personas de las diversidades sexuales, personas con discapacidades, mineros, campesinos y campesinas, gente de los pueblos indígenas y afrodescendientes y mujeres, mujeres que sufren violencia doméstica y especialmente jefas de hogar que cargan con todas las responsabilidades y el cuidado de la familia.
Por ello pensamos que la salud mundial trasciende la racionalidad del mercado, porque es más importante una política distributiva, que una distinción falsa entre vidas a proteger y otras que pueden quedar a la deriva.
En el marco de los gobiernos neoliberales, que priorizan la acumulación mercantil, nos preguntamos si será el mercado el que solucione los problemas de la crisis mundial, o será que debemos pensar menos en ganancias del capital y fortalecer nuestros estados con políticas que prioricen a los seres humanos.
Es fundamental que las medidas de prevención y atención que se toman, garanticen el pleno ejercicio de los derechos humanos de todos y todas.
Estamos en un momento especial para luchar por conseguir un Estado fuerte con una salud pública y universal, con menos desigualdades y con mayor justicia social, "revitalizando el imaginario socialista" tanto en nuestro país, como a nivel mundial.
Ese debe ser el ideal que guíe a los movimientos sociales, y tener la decision de volver una y otra vez “a luchar las mismas batallas” (Ken Loach).