Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

De la wak’a al tatala

De la wak’a al tatala

Durante la colonia, la religiosidad andina estaba formada por creencias, ritos y formas organizativas que suponían una ética con implicaciones en la vida socio política del grupo. Las creencias, con la explicación del universo, dioses, origen del mundo, animales y del hombre; los ritos, que marcaban la vida de pobladores en diferentes expresiones y las formas de organización, que transcendían en lo jerárquico y social. 

En tal contexto, se pueden señalar tres momentos de aculturación religiosa. Un primer momento el sistema andino fue arrasado por la cristianización intensiva que abarcó el siglo XVI. El Papa ordenó no destruir los templos de ídolos, sino solo los ídolos. Un segundo momento, como consecuencia de este método, muchos indios vivieron su religiosidad bajo formas cristianas y al enterarse el arzobispo de Lima ordenó la sistemática extirpación de idolatrías. Un tercer momento, da como resultado la síntesis del sistema cristiano y nativo, donde los indios terminan de aceptar las grandes líneas del sistema religioso católico, con la aceptación del dios único, el culto de los santos, los ritos cristianos de transición o cofradías, pero, con reinterpretaciones dentro de su propia matriz cultural. 

Sin embargo y pese a todo, los ritos, por considerarlos supersticiosos, fueron objeto de campañas de extirpación. Otros ritos “sin influjo” del diablo, sobrevivieron a espaldas del clero, es decir, en secreto. 

Sobre los seres sobrenaturales, el dios creador y remunerador era Wiracocha y junto con el Dios cristiano se dio un proceso de síntesis, de manera que los indios dirigían su vida cúltica hacia él. Si bien no fue de carácter general, entre los indios, al Cristo lo identificaron con el sol, debido al carácter visible que tenían ambos. El espíritu santo se relacionó con Illapa, el dios del trueno, esto como paralelismo con la trinidad cristiana. 

En cuanto a los mitos, el hombre andino aceptó la catequesis cristiana como el génesis, con interpretaciones propias de sus categorías culturales. 

Los rituales festivos nunca se pudieron extirpar, porque integraban a la comunidad andina. Los momentos celebrativos eran un mecanismo de promoción de cargos políticos y estatus dentro de la comunidad. Además que corría una economía de prestigio convirtiéndose en economía de nivelación, evitando de esa manera, tensiones de las diferencias de una pobreza compartida. ¿Resuenan los prestes? 

En la actualidad, junto a la fiesta patronal existe la peregrinación a un lugar sagrado, marcado por una hierofanía expresada a través de un mito. Sin duda, comprenderemos la fiesta de Santa Vela Cruz Tatala, el Cristo moreno de madera en el valle cochabambino. Este lugar, antiguamente wak’a, celebrativamente atravesó fuertes cambios culturales. Las wak’as, motivos de adoración, se referían a elementos sagrados panandinos. Al respecto, leyendo a Ramón Grosfoguel, contrasto el simbolismo de la destrucción de wak’as con la conquista cristiana de territorio musulmán en Iberia; en Al-Ándalus, las mezquitas fueron convertidas en iglesias. 

Así, el 3 de mayo, en la celebración Chakanpacha, tiempo de las constelaciones andinas, se agradece por la fecundidad. También hay mujeres urbanas que piden simbólicamente “wawa” al Tatala de la Cruz.  

MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

MARÍA ESTHER MERCADO H.

Antropóloga y docente universitaria

[email protected]