Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 17:03

El voto memoria no se manipula

El voto memoria no se manipula
Observar simplemente, nos conduce a sacar conclusiones desde una perspectiva de la historia individual. Mientras, si observamos y participamos, ya sea como espectador o actor, se entrelazan historias que están construidas con nuestras memorias y modos de ser. La ciencia de mis amores, desde siempre ha estado entramada en la memoria heredada, en la memoria como fuente de la historia y en la memoria como uso estratégico del pasado, para dar paso a la resignificación, precisamente por el dinamismo de situaciones en las que se abordan los nuevos, pero antiguos temas de investigación. No será lo mismo revisar la quietud del pasado, sino resignificar desde la memoria de otros actores políticos.
Con esto quiero decir que cada individuo es un potencial informante para rescatar la memoria colectiva, resultado que dependerá de la repetición de variables sociopolíticas en el que se desempeñan los informantes. Así que, será distinta la historia oral colectiva a una narración individual que reflejará la ideología o experiencia particular del escritor.
Consideremos ahora que la memoria es entendida como un marco interpretativo que está constituido por experiencias temporales y localizables en el espacio, basadas en el recuerdo, puede ser de una revolución, de un golpe de estado militar o de un cambio social. Se debe considerar que el recuerdo evocado es construido desde el fundamento común de un grupo. En ese entendido, cuando leo en las redes sobre la dictadura de los 14 años, no puedo sino evocar el recuerdo que tengo de las dictaduras de Banzer y García Meza. Asimismo, realizar una analogía entre los dos ministros de gobierno, el de aquel entonces y el actual, con la diferencia que el actual comete exabruptos al hablar de democracia. ¿Democracia? “Meter bala sería lo políticamente correcto”. Recuerdo que el ministro de la cocaína conminó para andar con el testamento bajo el brazo. Reviso el asesinato de Luis Espinal y Marcelo Quiroga; la masacre de la Harrington y otros momentos que pasaron muchas personas, cuyo compromiso revolucionario fue el cambio social.
Con esto se comprenderá que 40 años después me atemoriza el ring del timbre de casa después de las 8 de la noche. Recuerdo, había toque de queda desde esa hora; entraban paramilitares a las casas y destruían todo, llevándose al militante querido, unos volvieron a verlo, otros lloran su muerte. Eso es dictadura. Yo tenía que andar de casa en casa con mi bebita durmiendo, aquí o allá. Había un buzo (paramilitar) en mi trabajo, quien me vigilaba todo el día. Por un tema académico, recuerdo, un docente ecuatoriano fue a preguntar por mi entonces esposo, fue suficiente para cargárselo a la DOP, donde la cabeza era Altmann, el carnicero de Lyon. También lo denunció a mi compadre Raúl.
Este breve texto tal vez inquiete a quienes participaron de aquellos movimientos. Hoy, vivimos un mundo paralelo que narra Orwell en su obra “1984”, donde se manipula la realidad y se cree que la dictadura es democracia; donde hay un “doblepensar”. Así es que, lo que ahora ocurre evoca la brutal dictadura que sufrió el movimiento popular hasta el 10 de octubre de 1982. Hoy, no quiero imaginar que desde el 19 se pueda vivir la pesadilla de hace 40 años. Mi voto es memoria.

MARÍA ESTHER MERCADO H.
Antropóloga y docente universitaria
[email protected]