Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

Sociable, pluralista y democrático

Sociable, pluralista y democrático
Día que pasa somos testigos de diversas formas de violencia que irrumpe en las dimensiones de la vida social. En tal sentido, podemos hablar de la cultura de la violencia, porque permanentemente la recreamos y la asumimos como natural, como si fuera algo que es intrínseco al hombre. Esta categoría lamentablemente se la construye como un lazo social. De acuerdo a la Antropología, violencia es un término polisémico, caracterizado por la ambigüedad y que puede definir acciones tanto individuales como colectivas, organizadas como espontáneas, legales o ilegales, intencionales o no intencionales. El punto es que, cuando se habla de violencia, se la entiende como término moral y no descriptivo, por ello, aceptarse violento implica no ser aceptado socialmente, entonces la violencia será de los otros y, difícilmente, se la asumirá como parte del nosotros.
Pasemos ahora a mirar si la violencia es instintiva o premeditada en situaciones concretas. La duda surge cuando sin percatarnos estamos inmersos en el mar aquel, y esto viene a propósito de una pregunta forzada a un candidato del MAS, sobre qué es socialismo.
Como consecuencia de la famosa pregunta, las ofensas, bromas y memes no se dejaron esperar y en ese contexto todos hablan de cerebro y descerebrados. Habría que preguntarse, hasta dónde la pregunta es inocente o tiene toda una carga simbólica negativa que sostiene cierta gente. Desde este ángulo y sea como fuere, aquí resulta que todo lo malo, lo desprolijo, la piel morena, la forma de hablar con errre y no con wre, la mala ortografía, la falta de conocimiento para definir teorías, el atrevimiento, es decir, lo indeseable, es de los otros y no de nosotros. Ahí está el detalle.
De todo ello y sin victimizarnos, habría que cuestionarnos a través de Einstein y el Socialismo, la educación en nuestro país; una educación obsoleta y que carece de categorías analíticas con el total desconocimiento de nuestra realidad; pero esto dejo en manos de especialistas.
Por eso, de lo que estoy segura, es que ni el mismo dicharachero propietario del panel sabe lo que es socialismo, pero, lo que sí se percibe, es el miedo al diferente, donde se permean las dimensiones de la vida social que genera violencia rodeada de temor, que innegablemente está asociado a la pérdida del sentido de comunidad. Entonces, concluyo, que fue un cíberbullying al candidato, cargado de aquella actitud de superioridad frente al hombre sencillo de respuesta vivaz como persona de pueblo. Una pregunta visiblemente ingenua, pero invisiblemente violenta, deseosa de la genuflexión del indio al añorar tiempos republicanos y desconocer la humanidad del otro.
Y nuevamente surge la pregunta ¿la violencia manifiesta es una respuesta al sin sentido o es ausencia de identidad? Hasta donde yo sé, la violencia viene acompañada del rechazo a las diferencias asociada a la pérdida de identidad. Mientras menos certeza tengamos del sentido de pertenencia a una comunidad, se generará mayor violencia.
Finalmente, “el socialismo es superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano y está guiado hacia un fin ético-social”. ¿Por qué no creer en lo que dijo el audaz e intrépido candidato? “Ser socialista es ser sociable, pluralista y democrático”.

MARÍA ESTHER MERCADO H.
Antropóloga y docente universitaria
[email protected]

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad