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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El Síndrome de Harry Benjamin

El Síndrome de Harry Benjamin

Ocurre en aproximadamente  1 de 500  nacimientos, en el cual, la diferenciación sexual a nivel neurológico y anatómico no se corresponden. Cualquier niño que nace con esta condición, es hombre o mujer según sus genitales, pero el sexo cerebral neurológicamente es el opuesto. Actualmente, la medicina no es capaz de detectar esta condición el momento del nacimiento, en consecuencia, el niño es educado según el supuesto rol de género que corresponde al sexo biológico. Según esta teoría, la identidad de género se halla impresa en las estructuras más profundas del Sistema Nervioso Central y el cerebro. 

El término transexualidad se origina con la aparición del concepto de identidad de género y con el desarrollo de la endocrinología y la cirugía plástica, dando bases tecnológicas e ideológicas para visibilizar esta condición. El endocrinólogo Benjamin (1966) da inicio a la utilización de este término para referirse al “deseo irreversible de pertenecer al sexo contrario de nacimiento y de asumir el correspondiente rol, además de solicitar un tratamiento hormonal y quirúrgico para corregir la discordancia entre la mente y el cuerpo”  

“Son los trabajos de Benjamin y otros médicos que establecen los primeros protocolos para la terapia de reasignación de sexo. Antes de esta situación se abordaba la condición de las personas en el marco de atención psicoterapéutica, que estaba destinada a corregir los deseos transexuales de la persona” (NIETO, 2008). 

Asimismo, la biomedicina considera que la condición de la transexualidad es fruto de una alteración que se produce durante el desarrollo intrauterino, lo que provoca que el cerebro se desarrolle en sentido inverso al sexo cromosómico, gonadal y genital. Resulta paradójico, porque al asumir una condición como anómala, esto contribuye a que las personas trans vivan en situaciones complicadas al considerarse patología. En ese entendido, hace algunos años las trans tenían que aceptar que era trastorno para poder acceder a las cirugías de reasignación de sexo. 

Con todo, los investigadores señalan que el nivel de ansiedad experimentado por las personas con dicho síndrome varía de una persona a otra, en ese entendido es posible que la diferencia entre transgénero y transexual sea cuestión de tolerancia de las personas. 

Según el conocimiento popular, una persona transgénero es alguien que se siente mujer, siendo hombre o viceversa, pero que no se somete a la cirugía, y las personas transexuales son las que se someten a la cirugía. En ambos casos tienen tratamiento hormonal. Sin embargo, de acuerdo a estudios, sugieren que se experimenta insatisfacción hacia su cuerpo. Esta insatisfacción podría ser causa de suicidio y desapego a la vida. Todo este desapego está amplificado no solamente por su huella biográfica o su aspecto físico, sino fundamentalmente por la actitud retrógrada e ignorante de la sociedad que rechaza la apariencia con consecuencias alarmantes, acentuando la vulnerabilidad de las personas trans. 

“Solo fui al cuartel para darle gusto a mi papá y habían tres chicos trans, ellos hablaban en quechua. Fue el mejor año de mi vida, hasta el coronel me molestaba. Yo era garzón o ¿garzona? del casino, y todos me piropeaban. Hice mi servicio militar en el Camacho de Oruro”. 

MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

MARÍA ESTHER MERCADO H.

Antropóloga y docente 

universitaria

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