Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 18:50

Interrupción voluntaria del embarazo

Interrupción voluntaria del embarazo

Se garantiza el derecho a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo con el solo requerimiento de la persona gestante hasta la semana catorce del proceso gestacional. Fuera del plazo dispuesto, se garantiza el derecho de la persona a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo si fuera producto de una violación, con el solo requerimiento y la declaración jurada de la persona gestante ante el profesional de salud; si estuviera en riesgo la vida o la salud, considerada como derecho humano; y si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.

Lo citado es la ley, sin embargo, la realidad tiene un abanico de posibilidades que no es sencillo. Quiérase o no, se debe trabajar sobre el tema que mueve el piso a todos. A la vez, con la sanción de la ley, debe haber políticas públicas de salud sexual y reproductiva. La educación en colegios, escuelas y sociedad deberá ser parte de aquello, lo que coadyuvaría a la prevención de embarazos no deseados, además se fortalecería la salud sexual integral y la salud en general.

Por qué hay tanto tabú respecto a la interrupción del embarazo. La fe cristiana con la cual nos han evangelizado, se opone tenazmente porque la vida humana es un valor ético, esta obligación es aún más urgente cuando se trata de una vida desamparada. El valor de la vida humana debe ser protegido, aun y cuando los embriones, fetos o niños van desarrollándose y son potenciales víctimas de la violencia estructural. Tanto niño en la calle, tanta desnutrición y carencia de oportunidades.

Inicialmente para el Derecho Romano, que sigue la concepción estoica, el feto es parte del cuerpo de la madre; para el cristianismo, el nuevo ser que está en el seno de la madre no es un mero apéndice de aquella, ni proceso biológico, es una realidad humana providencia de Dios. La ciencia da razón al cristianismo y no así al Derecho Romano.

La línea del tiempo nos dice que el aborto es tan antiguo como la propia humanidad. No obstante, la dificultad es la posición que se asume ante el aborto terapéutico o por petición. A lo largo del siglo pasado, el aborto se lo utilizó como método anticonceptivo. Juzguemos nosotros. 

Se estima que en el mundo se producen cuarenta millones de abortos provocados por año. Cuarenta millones de seres desprotegidos, cuarenta millones que pueden ser producto de violaciones o sometimiento. Razones no faltan para decidir el aborto clandestino.

En Grecia Antigua, el feto no tenía alma, Platón en La República escribe que el aborto debería prescribirse en caso de incesto o cuando los padres fueran personas de edad; en tanto Aristóteles lo recomendaba para limitar las dimensiones de la familia. Aquí, decidía la madre, porque era su cuerpo. En 1312 la iglesia no consideraba al aborto como asesinato mientras el alma no animara al cuerpo. Hoy, Francisco ratificó su defensa del “don de la vida”.

En los Andes, la visión de la vida y la muerte están muy enraizadas. El aborto es una enfermedad mítica/fría; para recuperarse debe haber equilibrio entre cuerpo y ajayu. Los niños en el vientre son intermediarios entre la comunidad y las deidades, entre un mundo y otro. En los mitos guaranís los niños hablan con las madres desde el vientre y miran cosas que ellas no ven. ¿Será ley?

MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

MARÍA ESTHER MERCADO H.

Antropóloga y docente universitaria 

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