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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Cátedra de Tecnología y Mansplaining

Cátedra de Tecnología y Mansplaining

Hay pocas cosas que hacen a la humanidad soñar más que la tecnología. Infinidad de películas y libros han sido escritos pensando hasta donde podemos llegar. Y aunque la mayoría de las predicciones para el 2021 en esos textos de ciencia ficción no se han materializado en la realidad, la poca representación de las mujeres en este ámbito ha sido predicha casi perfectamente. Y es por eso que ahora tenemos paneles de Juan Carlos y Johns que dan cátedra de  tecnología y mansplaining. Los organizadores, en el mejor de los casos, buscan a una (cuidado seamos muchas) mujer que vaya como token de representación. Porque para lavarse la cara, estamos nosotras.

En la realidad, sí hay mujeres en tecnología (lo sé, WOW), pero también es verdad que la brecha sexual en este ámbito es de 59,88 puntos porcentuales en los últimos cinco años en la UMSA, de acuerdo a los datos del libro ‘La Paz con lentes de género’. Esto quiere decir que la prevalencia de varones en las carreras no ha bajado del 78%, un porcentaje apabullante.

Sabiendo esto, entiendo la tentación de muchos de poder ahora justificar esta prevalencia con la presunción de que se debe simplemente a que las mujeres no estamos interesadas en las tecnologías, pero no puedo permitirles lavarse las manos tan fácilmente. Hay tres razones fundamentales para que las mujeres estén poco representadas en carreras de tecnología: socialización diferenciada, trabajos de cuidados y ambientes hostiles.

La socialización diferenciada habla de cómo niñas y niños son criados de manera diferente en cuanto a actividades, intereses alentados y hasta alimentación. En este caso, nos interesan las dos primeras, siendo que representan las razones por las que muchas niñas prefieren áreas ‘suaves’ como historia, lenguaje o cuidados. Por ejemplo, si una niña desarma el control remoto para ver el interior es castigada y, por lo tanto, desalentada. Si lo hace un niño, va a ser ingeniero. Así, comienzan a moldearse los intereses diferenciados entre mujeres y varones que hoy muchas personas creen que son naturales o instintivos.

Por otro lado, si las niñas logran sobreponerse a la socialización diferenciada y deciden estudiar una carrera tecnológica, es probable que suceda una de dos cosas: Primero, que se encuentre con un ambiente hostil en el cual hay chistes sexistas, profesores que las ridiculizan y compañeros de clase o colegas que las excluyen. Segundo, si se titula, al ingresar al mercado laboral, los trabajos de cuidados la forzarán a dejar su carrera.

Pero no todo son malas noticias. Las políticas públicas pueden cambiar esta situación. Primero debemos Conocer. Es decir, contar con una línea base de datos desagregados por sexo e investigaciones que aborden el tipo de uso que las mujeres le dan a la tecnología, si hay sesgos que los algoritmos están reproduciendo que están alejándolas de convertirse en productoras de tecnología, si la educación formal que el Estado garantiza está reforzando la socialización diferenciada, etc. Segundo, debemos Identificar. Es decir, utilizar esos datos e investigaciones para determinar los cuellos de botella que perpetúan este goteo de cañería en la sociedad. Y, finalmente, abrir. Abrir los espacios para las mujeres, abrir la tecnología para que todas tengamos acceso, abrir los cuellos de botella que expulsan a las mujeres, por ejemplo, en edad reproductiva.

Parece mucho trabajo, pero en realidad implica realizar el mismo trabajo que el Estado y organizaciones realizan, de manera más intencional y con una perspectiva despatriarcalizadora. Después de todo, no solo es lo más justo para la sociedad, sino también lo más inteligente, porque no existe sociedad que pueda crecer si se excluye al 51% de la población.

FORO FEMINISTA

MARÍA BELÉN LUNA S. 

Politóloga y feminista que trabaja en Género y Tecnologías

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