Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 11:18

“Lic, ¿y usted por quién va a votar?” La pregunta fue a quemarropa al ingresar a clases. Por supuesto merece una respuesta, y es el tema de la columna de hoy. Spoiler alert: ningún candidato o partido será mencionado ni por asomo.

Tomé asiento y miré a los estudiantes que me habían hecho tal interrogante. Les dije mi respuesta: William Godwin, filósofo británico del siglo XVIII, considerado como el padre del anarquismo. Creía en las personas guiadas por la razón para desarrollar un alto sentido comunitario, fuera del poder del Estado.  Sostenía que la naturaleza coercitiva y autoritaria del Gobierno era un obstáculo para la realización de la verdadera naturaleza humana, por lo que debía ser abolido.

Con el tiempo, llegaron otros pensadores como Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), autor de la frase «sin amo ni soberano», quien fue crítico de la relación de los individuos con la sociedad de su época, buscaba promover el cambio social hacia una futura sociedad. Incluso, en plena época esclavista, el anarquista Lysander Spooner, escribió en 1845 un ensayo radical contra la esclavitud llamado “Unconstitutionality of slaver”. En el siglo XX, surgen nombres como Daniel Guerin, artífice el mayo del 68 en París, y por supuesto más adelante, el punk.

Músicos a medias, que sembraban tomates en terrenos baldíos para venderlos en mercados y financiar sus “fanzines”, okupas y antistemas, así empezaron The Clash o Siouxsie en Londres a mediados de los 70s. Todos bajo la premisa del “DIY” (Do It Yourself” o “hazlo tú mismo”. Mis alumnos siguen sorprendidos, más aún cuando les digo que muchos con peinados mohicanos y tachuelas en las chaquetas son veganos radicales.

Les cuento que en la reciente feria del libro, en medio de tanta parafernalia de editoriales y precios, estaba un puesto de “libros cartoneros” y de la visita de Richard Stallman a Bolivia hace unos años. Ambos ejercicios para que busquen en Google.

Para los asgardianos trekkies como yo, el camino es la noocracia. Pero mientras eso sucede, el DIY es una opción que se manifiesta a través de las causas, del hacer por ti mismo la diferencia, de la economía colaborativa. De cómo un grupo de amigas hizo un té de beneficencia por el SAR reuniendo sendos premios y auspicios, de cómo una especialista en maquillaje se dedica a preparar sándwiches para los bomberos en cada incendio, de cómo una chica común y corriente lidera ahora un refugio de animales. Es la historia de personas empoderadas que están transformando la realidad por encima de la política (...).