Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:14

Los números son implacables. Suelen representar hechos concretos y se traducen en decisiones y acciones. Comparto algunas cifras. El 2019, 250 personas murieron en Cochabamba por causas directas al PM10, el mayor contaminante en las emisiones de los autos. Hubieron 116 feminicidios en Bolivia, una de las cifras más altas en el mundo. 1.420 personas murieron en un accidente de tránsito en calles o carreteras. 51 de cada 1000 nacidos han muerto antes de cumplir 5 años. El mismo año, nuestro país tuvo la tasa de embarazo adolescente más alta de Latinoamérica: 88 de cada 1.000 nacimientos se produjeron en mujeres entre 15 a 19 años. Los datos son alarmantes. Podrían estar en portada y cambiar de raíz el estilo de vida de la ciudad, desde la toxicidad de los autos hasta la educación sexual en colegios. Pero parece que es preferible mirar al costado.

Cada cierto tiempo, las pandemias desatan el “horror vacui” en las masas. Solo para recordarte: ébola, H1N1, influenza, SARS, gripe aviar, gripe porcina y contando hacia atrás hasta la Gripe Española y la Peste. No es casual que el coronavirus tenga tan buen marketing con estos antecedentes. Sigamos con los números. Hasta la fecha, 84.119 enfermos y 2.871 muertes. Es decir, el 3% de los infectados. Sin embargo, 36.678 ya se recuperaron (43% de los infectados). Algo no está bien cuando “informar” es sinónimo de transmitir miedo y paranoia.

Esta complicada intersección entre bajo análisis crítico, poca capacidad de compresión de los hechos y una alta exposición a los medios digitales, no solo permite fenómenos como los terraplanistas o los antivacunas, sino que son el escenario ideal para la “viralidad” de lo improbable.

En unas semanas, la noticia llegará a su cenit y comenzará a descender. Ya no será portada, sino un titular interior hasta terminar en una esquina antes de Clasificados. Volveremos a la vida “normal”, donde las otras cifras seguirán ahí en silencio. Sobre todo, porque “no tienen nada que ver con nosotros”. Porque están ubicadas en un punto ciego donde nos preocupa más una pandemia desde afuera, que las verdaderas tragedias internas. Cada respiro que das en Cochabamba, te quita seis segundos de vida por el nivel de contaminación que tiene. ¿Será tema en agenda?

Es curioso que “viral” sea un término polisémico usado tanto en el campo de las redes sociales como las pandemias. El contagio se manifiesta y se previene de varias formas. Acaso un barbijo o una inyección. Ojalá exista el mismo antídoto para los otros “virales”, esos que no te dejan ver, las verdaderas causas de muerte en la ciudad.