La última columna del año. Leo por aquí y por allá, los anuarios y recuentos que los medios hacen del 2019. Incluso, las grandes empresas tecnológicas también presentan sus reportes. Por ejemplo, Google con “lo más buscado de este año”. Facebook, con las fotos más comentadas, pero especialmente, Spotify con un exquisito análisis estadístico de artistas reproducidos, países de origen, minutos por canción, y así. Esa es la premisa de lo digital: ahora casi todo es medible mientras estés conectado.

Por eso, les presento mis parámetros de medición para evaluar este año. Este 2019, he vuelto a la docencia en pregrado y me he sentido otra vez en casa. Gracias a la UCB y la Unifranz por eso. Porque no se trata de horas de aula, o de notas finales, sino de las historias detrás de los alumnos. Soñar todavía está de moda y eso nos sigue motivando. 

Este año, he visto un eclipse total de Sol. Aunque duró solo dos minutos, la experiencia fascinante de nuestro lugar en el Universo, de la intersección entre la magia y la ciencia, me hizo crecer hacia adentro. Sucre se ha vuelto mi ciudad favorita. He tenido el privilegio de visitarla varias veces gracias a Univalle, precisamente para dar clases y ha sido el redescubrimiento de la belleza de nuestro país. También, he visto nacer picaflores en mi jardín. Su primer vuelo fue accidentado y tuve que levantarlos con mis manos para que puedan partir. Todo documentado en Instagram. Y es que la tecnología no solo se mide en números, sino también en emociones, en nuevos amigos, nuevas familias, sobre todo el cariño de Huawei. 

Este año, hemos plantado tres árboles en el patio del condominio. Son pequeños todavía, pero paso a paso darán sombra a otra generación. Cosas que también hice: caminar descalzo por el pasto, ver el atardecer en el mar, tener más pelo blanco en la barba, seguir tomando vino con la gente que quiero. Gracias a Dios, mis papás siguen de este lado de la vida y los puedo abrazar. Todavía puedo escuchar una frase de Mónica que me encanta. Me dice que le compre el botox por tanto reír juntos. No hay estadística de la cantidad de veces que puse “Me encanta” a los estados de la gente, cuando suben fotos de su hijos, mascotas, viajes, frases, etc. La cantidad de veces que dije “Felicidades” a alguien que está abriendo un negocio. O las veces que dije “Lo siento” cuando tuvimos que despedir a un amigo. 

¿Cómo mides tu año? Ojalá lo hagas por la cantidad de tazas de café con amigos, los amaneceres estudiando, los despertares para cuidar a los hijos, las salidas del sol para ir a entrenar, para llegar temprano a clases. 365 días que se resumen en una palabra: gracias.