Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

En 1998, la marca de relojes Swatch implementó el concepto de Beat, o “la hora internet”, donde cambiaban la nomenclatura de 24 horas y husos horarios a una medición de 1000 “beats” para que, sin importar donde estés, puedas estar a la misma hora en internet. Una genial idea que no terminó de cuajar con el público digital. El tiempo es un concepto fascinante. Stephen Hawking le dedicó todo un libro desde la física teórica. Pink Floyd     le dedica una canción en su obra maestra con frases poéticas e introspectivas. 

Para Navidad y mi cumpleaños (ambos eventos caen con tres semanas de diferencia), Mónica me regaló una pequeña acuarela pintada por ella. También un set de grullas armadas en origami que me acompañarán en la oficina. Pienso en el tiempo que le dedicó, en todo el proceso involucrado para entregar un paquete envuelto en papel de regalo. Me siento agradecido por eso. Es un gesto de alto valor. 

Tengo frente a mi, un atiborrado curso de centennials nacido en plenos dosmil que son digitales por defecto y que, desde arriba miran con ojos de “los tiempos de antes eran mejores”. Se ríen cuando les cuento que los sábados en la tarde iba a Errol´s a buscar algún VHS para el fin de semana, que no hay ninguna foto o selfie de Automanía o la Pimienta, que comprar una ficha para llamar por un teléfono público era tan cotidiano como mandar una carta a tu “crush” en otra ciudad. Carta de papel. Con sobre y estampillas. Pero después se van felices. Harán un video para TikTok con las novedades del día, una historia para Instagram con la tarea que les pedí, y eventualmente mandarán un mensaje por Whatsapp al grupo de la materia, el resumen de la clase de hoy.

Lo digital nos está obligando a encasillarnos en generaciones, formatos, tendencias, mercados, usos y segmentos. 

Lo digital parece que ha girado el reloj de arena de nuestra vida, y día a día, like a like, vemos caer los granos de arena de nuestro propio tiempo, olvidando lo fundamental: estar aquí y ahora, presente. Metanoia. Ohm. Y vivir un día a la vez. Abrazar fuerte. Besar en la frente. Cerrar los ojos. Abrir la mente. Reír despacio. Perdonar siempre. No hay tiempo pasado ni futuros imprevistos. Es ahora cuando suceden las cosas. Cuando descubres el valor del tiempo, cuando escuchas el tic tac interno y lo detienes para ser y estar aquí. Apagar el teléfono. Sacar una foto. Contar una idea. Escuchar un relato.  No dejes que la tecnología te quite tiempo de calidad. Ese reloj no vuelve atrás.