Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 13:26

Detén tu lectura / scrolling por un par de minutos. Quiero que leas algo primero. Hace unos días recibí la invitación de unos entusiastas jóvenes que están organizando algo llamado “Campamento Estelar”. Un fin de semana en el campo viendo las estrellas. Les digo si están seguros de la idea de pasar horas en silencio, frío, viento, probablemente sin internet y sin nada más que ver, que el cielo. Me dicen que sí. Búscalos en Facebook como “Fundación Aventura”.  En mi cabeza, pienso en la clase 1, en las cosas previas que deberán saber para esta aventura cósmica. Y esto es lo que les digo. También a ustedes.

En este momento, la constelación de Orión está “encima” de nosotros.  Entre comillas porque no hay arriba ni abajo en el espacio. Lección 1. Lo que ves en el cielo es una foto del pasado. Desde el principio cosmológico, la luz viaja a 300.000 km/s. Es decir, tarda 8 minutos y 21 segundos en llegar del Sol hasta la Tierra. Un año luz es la cantidad de kms que recorre la luz a esa velocidad durante un año. Es decir, 9.460.730.472.580 kms. Bajo esa premisa, por ejemplo, Sirio, que es la estrella más brillante, está a 8.611 años luz. Es decir, ese puntito brillante que verás esta noche, es luz que salió hace 8.611 años de Sirio y está llegando ahora. Otras estrellas brillantes: Canopus: 309 años luz, Betelgeuse, 642 años luz. El centro de nuestra galaxia: 30.000 años luz. Pero hey, Marte está más cerca. A “solo” 54 millones de kms, entonces, la luz llega en 18 segundos y la Luna en solo 1 segundo luz.

Si bien la Astronomía fue la madre de las civilizaciones en el mundo antiguo, los árabes, chinos, mayas, mapuches, entre otros, vieron el cielo de muchas maneras, los griegos terminaron por formar conceptos claves hasta el día de hoy. Le dieron forma a esos puntos en el cielo, y como el dibujo de un niño, le asignaron nombres. Se llaman Constelaciones y hay 88 (el Zodíaco usa solo 12 y la Astronomía les dice ja!). Grecia aportó con su mitología. Por ejemplo, ahora, en estas noches de verano tendrás a Orión encima de tu cabeza. Orión era un cazador, fuerte y sin miedo. Iba acompañado de sus canes Sirio y Procyon, persiguiendo a un toro. Por su parte, un grupo de 7 preciosas doncellas escapaban también de él, y Zeus las colocó en el firmamento. Son las Pléyades.

La Constelación de Orión marca la pauta para empezar la aventura. Esos tres puntitos, llamados en la cultura popular “las 3 marías”, son el Cinturón de Orión. A su lado, el Can Mayor con su estrella Sirio y el Can Menor con Procyon, van juntos detrás de Tauro, un par de cuernos liderados por un gigante rojo llamado Aldebarán. Ahí cerca, las Pléyades huyen de Orión. En invierno, Orión escapa de su asesino: Escorpio, tan pequeño, letal y hermoso que marca las noches frías de julio.

Si miras bien, también descubrirás la historia de Andrómeda, una princesa encadenada como tributo para una bestia marina, quien es rescatada por Perseo en alas de Pegaso. Constelaciones visibles en una noche despejada. Precisamente al norte, Andrómeda aparece para mostrarnos en su interior, uno de los misterios que desbordó la Astronomía en los años 20. Un puntito difuso llamado M31 no era una “nebulosa”, sino otra galaxia. El Universo no terminaba en nuestra galaxia Vía Láctea, sino que era mucho más grande. Andrómeda está a 2.5 millones de años luz. El astrónomo Edwin Hubble trajo la noticia que quebró a una época: el Universo se está expandiendo aceleradamente.

Con el tiempo, descubres que mirar el cielo no se trata solamente de espacio sino de tiempo. El Universo tiene 13.600 millones de años, la Tierra “solo” 4.600 millones de años. Y que por ahora, el Sol, nuestra querida estrella nos ilumina en la zona “ricitos de oro”. Pero en 5.000 millones de años, terminará de consumir su combustible de hidrógeno y empezará a hincharse, convertida en una gigante roja devorando todo a su paso. Será del tamaño de la órbita de Marte.

Para entonces, la Tierra será un recuerdo. La vida habrá desaparecido millones de años antes por la intensa radiación, y el Sol explotará, probablemente en forma de supernova expulsando su interior al espacio. Con esos restos, tal vez se forme otro cuerpo estelar. ¿Y nosotros? No te preocupes. Somos eternos. Las sondas Voyager 1 y 2 despegaron en 1977, y salieron del Sistema Solar en 2012. Llevan en su interior unos discos de oro que contienen música, saludos, sonidos de la Tierra, imágenes que muestran cómo es la vida acá, además de coordenadas de nuestra ubicación con 14 púlsares cercanos. Se estima que estas sondas están hechas para durar mil millones de años. Un día en el tiempo del Universo.

Bueno, sigue navegando y continúa con lo que estás haciendo. Ahora que sabes esto, espero que puedas darle perspectiva a tu vida diaria, que mirar el cielo no sea un acto de fe, sino de despertar interior. Al final, aunque no lo creas, estamos hechos de polvo de estrellas.

PUNTO BO

MARCELO DURÁN V.

Docente y Consultor en Tecnología de la Información en la Agencia Bithumano

[email protected]