Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Escena 1.

La superficie del Sol está a 5.000 grados Celsius, mientras que su núcleo llega a los 15 millones de grados Celsius. Esa es la temperatura a la que llega el hongo de una bomba atómica. Esa es la temperatura a la que llegó el punto de detonación en Hiroshima el 6 de agosto de 1945.Punto aparte para hablar de guerras. Les dejo la imagen científica del suceso, porque el cielo y el infierno están aquí en la Tierra.

La reconstrucción de Japón después de semejante evento es denominado “el milagro económico japonés”. En solo 2 décadas, pasó de ser un país en ruinas a desarrollar industrias en varias categorías (automóviles, tecnología, sistemas de transporte), incluso a albergar juegos olímpicos en 1964. Hay 3 palabras japonesas que debes tener en cuenta para profundizar esta idea: zaibatsu, monozukuri y kaizen, la última, ampliamente conocida en el mundo occidental como una metodología para implementar la calidad en todos los procesos. 

Escena 2.

Hace poco escuché un podcast contando sobre la cantidad de estadounidenses que viven en Okinawa (casados y con descendencia). Encontraron su hogar en tierra “enemiga”. Podría decirse lo mismo a la inversa. Perdonar para avanzar. Sanar para crecer. En definitiva, la cultura japonesa ha acuñado términos que no tienen traducción, pero que merecen este espacio para describirlos. Aquí te cuento mis favoritos:

ikigai: tu propósito para vivir, el motivo por el cual te despiertas todos los días, pequeñas dosis de felicidad en acciones cotidianas. El pueblo más longevo del mundo es, precisamente, Okinawa, gente que vive tranquilamente hasta los 100 años. Cuando les preguntaron cuál era el secreto para llegar a esa edad, ellos dijeron: “ikigai”.

kintsugi. Una centenaria técnica para unir pedazos de algo roto con oro. No se desecha, ni bota, se valoran sus imperfecciones, es un símbolo de resiliencia y fragilidad, la capacidad de recuperarse y hacerse más fuerte.

shinrin yoku: literalmente, un “baño de bosque”, un momento para conectar con la naturaleza, para zambullirse en el campo, pero no como localmente se suele practicar, llevando un parlante escupiendo reggaetón, sino como una terapia de silencio y conexión interior desde los árboles.

nankurunaisa. Con el tiempo todo se arregla, nunca olvides quién eres, y vive por hoy y por el mañana, que jamás se te olvide sonreír. Un poético significado para dimensionar el sentido de la vida.

Hay otras palabras bellísimas para mencionar. “komorebi”, la luz del Sol a través de los árboles. “boketto”, el arte de contemplar con la mirada perdida en la distancia. “wabi sabi”, el arte de encontrar las imperfecciones de la vida y aceptar tranquilamente el ciclo natural de las cosas. Y finalmente “yugen”, como sentido profundo y misterioso por la belleza del Universo. Hermosas palabras que merecen ser conocidas.

Escena 3.

¿Dónde estaba Bolivia en 1945 y dónde está ahora? ¿Seremos capaces de compararnos con Japón? ¿Seremos capaces de dejar el resentimiento y el odio como armas primigenias para rodear el poder? ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo? Tal vez nos está faltando esa lección posguerra que tuvo Japón, ese momento 0, de borrón y cuenta nueva para reiniciar el porqué somos el país que somos.

La paz no es lo opuesto a la guerra. La paz es un estado del alma, lo que los antiguos griegos llamaban “ataraxia”, como una “ausencia de ira”. Por eso, mientras los ojos del mundo miran al conflicto armado al otro lado del planeta, yo les propongo que miren a su alrededor, que la guerra está aquí en pequeños fragmentos de violencia permanente en redes sociales, en discursos encendidos, en noticias que reflejan nuestro estado de barbarie permanente. Nos falta despertar, despojarnos de la ceguera política, las pasiones ideológicas y, sobre todo, del pasado revanchista que busca la venganza en el otro. Nos falta descubrir el “ikigai” de este país.

PUNTO BO

MARCELO DURÁN V.

Docente y Consultor en Tecnología de la Información en la Agencia Bithumano

[email protected]