Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

5 de marzo. Día Internacional de la Eficiencia Energética. Instaurado en Austria en 1998, nos recuerda el uso inteligente de la energía en todas sus posibilidades, no sólo medioambientales sino sobre todo económicas. Hoy hablamos de este tema.

Escena 1 . Hace unos meses, la institución financiera La Promotora realizó un evento para presentar una nueva imagen de marca, más cálida y bajo la premisa de familia. En la nota de prensa, comentaban que además, instaló paneles solares con una capacidad de generación de 5.8 kWp. Pasó el tiempo, y la curiosidad pudo más. Gracias a la gestora de marketing de la institución, pude visitar el techo de sus oficinas (Calle España esq. Heroínas) para conocer estos paneles solares. Fabuloso concepto de disminución de huella de carbono y de conversión de energía solar a energía eléctrica para uso empresarial.

Cambio de locación. Misma ciudad, pero en otro municipio. La Universidad Privada Boliviana decidió techar su estacionamiento, pero, con el mismo principio, colocando paneles solares para generar 79.2 kWp, una generación extraordinaria de electricidad para consumo interno. Aquí hay un detalle adicional. Una funcionaria de la universidad asiste a su trabajo en un vehículo eléctrico, que carga mediante este sistema. Al respecto, la UPB ha creado un espacio dedicado para la carga de e-cars, en su generador de electricidad desde los paneles solares. Excepcional. Limpio y totalmente consistente con los tiempos actuales.

La empresa detrás de estos proyectos es InnovaSol (innovasol.com.bo) y visitando su web, descubro que entre sus clientes están además, colegios, universidades, hoteles, empresas, cines, en fin, una suerte de organizaciones que están mirando al Sol con otra perspectiva, como lo que es, una poderosa fuente de energía generada en un proceso nuclear de plasma y que nosotros, sólo usamos un 0,000000 (muchos ceros) 001% de esa gran energía. 

Escena 2. Tengo sentimientos encontrados cuando el Gobierno Nacional, desde ENDE, inaugura puntos de carga (electrolineras) en diferentes ciudades del país. Por un lado, bajo la premisa del DS 4539, que promueve la electromovilidad en diferentes áreas, la dotación de estos puntos de carga vendría a beneficiar a los clientes actuales y futuros de vehículos movidos por electricidad. Se lee bien en el papel. Pero la realidad muestra un rostro diferente. Un tiktotker argentino (@unleonviajero) puso las cosas en perspectiva diciendo: “miren lo que acabo de encontrar en Oruro”, y en imagen, un punto de carga de ENDE en una zona inundada, llena de barro en una calle muy abandonada. El copy del video cuestiona: ¿hay tantos autos eléctricos en Oruro?”. Por supuesto, me encantaría que la realidad fuese otra, como fan de la electromovilidad, debería felicitar esta iniciativa, pero, faltan muchas cosas de por medio para que esa electrolinera sea realmente exitosa. En concreto: evitar el contrabando de autos ilegales, convertir la subvención de la gasolina en beneficio económico a posibles compradores de autos eléctricos, limpiar el parque automotor nacional por niveles de contaminación, dejar de romantizar los micros antiguos y asumir el rol del Estado y la empresa privada, frente a los sindicatos de transporte. Cuando esas piezas coincidan en el rompecabezas, podremos felicitar a ENDE y sus electrolineras, mientras tanto, otra anécdota que contar.

Escena 3. Hablar de eficiencia energética tiene muchas aristas, y aquí les planteo las pendientes. El agua. ¿Puntos de acopio de lluvia en tu zona? ¿Reutilización de aguas grises? Curiosamente, somos la especie que defeca en agua potable creyendo que eso es higiene. Y la luz en las calles. ¿Las alcaldías y OTBs podrán migrar la iluminación pública a energía solar? ¿Podrán existir beneficios verdes a las constructoras que quieren ofrecer proyectos que cumplan este tipo de características? No se trata de apagar la luz una hora para darle “un respiro al planeta” y con eso, tomar la pastilla placebo de “ayudo al medioambiente”, sino de ir a la base de los problemas energéticos que tenemos hoy, para modificarlos de raíz, con nuevos enfoques, nuevas soluciones y, sobre todo, con políticas que estimulen estas buenas prácticas, que premien a los vecinos que mantienen sus aceras verdes, con frondosos árboles, a los condominios que tienen cultivos, o las empresas que comienzan a tomar en cuenta el uso eficiente de la energía en sus prácticas internas. Si pusieran la misma energía que destinan para mover un museo o promocionar el corso, realmente, daríamos un paso en el tema.

PUNTO BO

MARCELO DURÁN V.

Docente y Consultor en Tecnología de la Información en la Agencia

Bithumano

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