Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

Mientras tanto, en el grupo de Whatsapp “Warriors Digitales Shinahota 2025”.

* Buen dia compañeros, inicia la reunión de hoy. A ver qué está pasando. Tantos memes y nuestro Proyecto de Ley de Impuestos Digitales ha sido destrozado. Qué pasa pues guerreros del Alba.

* Hemos hecho todo lo que nos piden, hemos denunciado la cuenta del Xavier Jordán hasta cerrarla, le hemos puesto Me Divierte a los posteos de los gamonales del imperio Gonzalo Chávez y Gabriel Espinoza, y todos los funcionarios del SIN han recompartido nuestros videitos.

* Pero no hemos logrado el objetivo, ese pitita docente Durán nos ha hecho quedar mal, a ver ¿qué está escribiendo ahora?

* Jefecito, aquí tengo su texto en primicia, se lo paso por acá:

El Proyecto de Ley de Impuestos a Servicios Digitales es solo la punta del iceberg de un tema mucho más profundo: el rol del Estado como socio participativo en las ganancias tanto de personas como empresas. Es una balanza que debe estar en equilibrio, así como existe toda la estructura para la petición de impuestos en sus diferentes formas y colores, también se deben acompañar acciones que faciliten y estimulen la actividad económica de los afiliados. Así como pides, también debes dar.

Ideas varias: el derogado DS SIETE RG permitía que un nuevo emprendimiento pueda tributar solamente el 5% si tenía ganancias menores a 250.000 bolivianos  al año con facilidades precisamente para unipersonales, para incentivar a nuevos negocios a formalizar su relación con impuestos, y así, ampliar la base tributaria. Fue derogada probablemente por razones políticas pero no reemplazada ni mejorada. 

Por otra parte, instancias como la Autoridad del Juego que “regulan” las promociones también podrían servir para incentivar el consumo más allá de ponerle peros a las campañas. Lo propio con todo lo que lleva la marca Hecho en Bolivia. Que sí, estamos orgullosos y somos capaces de grandes cosas, eso lo sabemos, pero ¿es acaso el Estado el primer comprador y consumidor de lo Hecho en Bolivia? ¿O solo se limita a darle una palmadita en la espalda a las empresas nacionales para la foto oficial? ¿Existirán reuniones con delegaciones internacionales para la apertura de mercados para productos nacionales? De hecho, ¿hemos revisado nuestra política exterior para hablar de exportaciones de servicios digitales que se generan en el país?  

Al contrario parece que vivimos en la era del challenge para salvar empresas (primero Panda, ahora Ceibo) mientras la prioridad es firmar acuerdos con sindicatos para evitar bloqueos. Un país que funciona a presión de pocos que perjudican a muchos. 

Pero hay que pensar más allá. Mientras el hype y el mainstream de los medios quería leer las opiniones sobre la Ley de Impuestos a Servicios Digitales, Google estaba comprando terrenos en Uruguay para abrir un datacenter, Facebook seguía impartiendo clases a emprendedores en sus oficinas de Buenas Aires y la oficina de Netflix en Bogotá sigue llena de guionistas presentando proyectos para esa plataforma. Aquí, seguimos pensando en migajas.

Traer a esas empresas al país para tributar no solo se trata de ponerlo en un párrafo en modo “diputado haciendo leyes”, sino de realmente crear condiciones atractivas para ser un ecosistema digital en el corazón de Sudamérica, que más allá de la frase bonita, sea una realidad. Que paguen impuestos aquí sería solo un efecto de una causa mayor: somos un país con condiciones para invertir. ¿Lo somos? Tal vez no se han enterado que Easy Taxi y OLX dejaron el país precisamente porque no.

Tal vez hay mucho más que decir, sobre todo las múltiples posibilidades que permiten interconectar el sistema tributario con el crediticio para poder tener un perfil de usuario, con formatos como la “boleta” donde puedas tributar toda tu actividad desde 5 bolivianos, así el Estado te retiene un monto y te lo devuelve al año en calidad de ahorro, recibiendo un ingreso importante que mejorará tu calificación crediticia, y a su vez, tu acceso a más productos financieros. Otros países que pagan impuestos por Netflix, también ofrecen estas ventajas a sus contribuyentes.

Cobrar impuestos está bien si va acompañado de verbos como ayudar, colaborar, difundir, apoyar y dejar de lado la mirada castigadora y punitiva. Tal vez ahí, sí empecemos a hablar en serio de este proyecto de Ley, mientras tanto, clausurado por falta de apoyo.

¿Qué le parece jefe?

Puras macanas. ¿Quién quiere eso? Todos a trabajar y empiecen con poner “Me Divierte” a esta publicación. Así cambiamos el país. 

PUNTO BO

MARCELO DURÁN V.

Docente y Consultor en Tecnología de la Información en la Agencia Bithumano

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