Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Cochabamba-Ciudad Jardín

Cochabamba-Ciudad Jardín

Mi papá no es un aficionado al fútbol. As  que cada vez que pasaba por el estadio Félix Capriles me decía:  “Aquí había una hermosa laguna”. En la Laguna Cuéllar, mi papá y sus hermanos pasaban las tardes de domingo. Eran 8 hermanos y este espacio urbano les permitía navegar en botes, correr y así dar un poco de respiro a mis abuelos. Era como la tableta que los papás modernos utilizamos para darnos un respiro con los niños.

Cochabamba viene de la palabra quechua Khocha=lago y Pampa= llanura. Es decir que nuestro lugar era catalogado como un valle con muchas lagunas como ser la de Coña Coña, la laguna Alalay, la de Cotapachi, entre otras.

En estos últimos 50 años, hemos degradado todo nuestro entorno. Ya quedó atrás esa identidad que teníamos como la Ciudad Jardín de Bolivia. Actualmente, nos caracterizamos por un ecosistema semidesértico. Temperaturas que van desde 0 a 30 grados en el mismo día, un alto nivel de radiación solar y con un nivel de calidad de aire con tanta polución que nos coloca en el top ten del ranking de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica.

En 2016, cuando con Mamut ganamos  Premios Latinoamérica Verde, pude observar cómo en Buenos Aires, Argentina, estaban restaurando una área que antes había sido un botadero y comencé a preguntarme qué significaba eso. La restauración ambiental consiste en revertir los daños producidos en el medio físico para retornar  a la estructura, funciones y diversidad del ecosistema original.

Actualmente, tenemos tres lagunas urbanas que están agonizando. Una de ellas, la Alalay, se está convirtiendo poco a poco en terrenos privados que no promueven espacios verdes de tipo público, cambiando su uso de suelo a pistas de aeromodelismo y canchas deportivas de clubes. 

La degradación de la laguna Alalay es un problema ambiental que está dañando el frágil ecosistema que queda. Pero el enfoque privado que se está desarrollando urbanamente está quitando una gran oportunidad de desarrollo humano y económico a la región. La regeneración de este espacio, pero no solamente desde el punto ambiental, sino también desde el punto de desarrollo urbano y económico es fundamental para evitar migraciones ambientales.

Yo creo que estamos en una etapa en la  que nosotros como ciudadanos tenemos que observar y controlar. Si no comenzamos a evitar y supervisar que no exista  contaminación industrial y domiciliaria en la laguna, cualquier programa de regeneración será ineficiente.

Muchos nos dirán que eso cuesta mucho dinero y que tomará demasiado tiempo. Lo que no se dan cuenta es que cada vez que decidimos no invertir en la regeneración de la laguna Alalay estamos perdiendo dinero, ya que nuestra economía pierde competitividad. Perdemos la oportunidad de tener un espacio verde donde disfrutemos y disfruten las generaciones futuras. Perdemos un atractivo turístico que permita a Cochabamba entrar en esa tan anhelada ruta turística. Mientras más tardemos en comenzar, más demoraremos en tener resultados. Ojalá que dentro de unos años no tenga que decirle a mis hijos que en ese hueco seco existía una laguna. Una laguna donde solían venir a visitarnos los flamencos.

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