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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Francisco: límites del reformismo

Francisco: límites del reformismo

“No se bendecirán las uniones entre personas del mismo sexo”. Es la postura oficial del Vaticano dada a conocer el 15 de marzo. Posición que cuenta con la aprobación del papa Francisco. Son los límites del reformismo religioso encarnado por Bergoglio: Proclama cero tolerancia a la pederastia en la Iglesia; pero se niega a entregar los archivos del Vaticano a una comisión de la ONU sobre el tema. Apunta a la igualdad de las mujeres en la Iglesia; pero rechaza que sean ordenadas en el sacerdocio. Reclama por los derechos civiles de homosexuales; pero se niega a bendecir sus uniones. Una retórica del cambio para que todo siga igual.

Se puede argüir que las odiosas estructuras autoritarias y patriarcales de la Iglesia católica, consolidadas durante casi 2.000 años, no pueden ser cambiadas por el deseo de una sola persona, por muy Papa que sea. También es cierto que el Papa latinoamericano está cercado por una curia en gran parte conservadora. Pero es evidente que Francisco pudo hacer más para cambiar estas estructuras y solo se quedó en el discurso.

¿Qué se necesita entonces para transformar las relaciones autoritarias y antievangélicas en la jerarquía católica, si ni siquiera el poder absolutista de un Papa es suficiente? Pues se requiere lo más básico: sueños y esperanzas. Que los sueños de cambio son un factor poderoso de transformación, lo demostró Jesús. Se enfrentó a los poderosos de su tiempo sin más respaldo que el apoyo vacilante de unos cuantos campesinos procedentes de Galilea. Su vida y su mensaje fueron tan transformadores, que los jerarcas de su tiempo lo mataron. Al hacerlo, creyeron que la chispa de cambio que él encendió en esos campesinos se extinguiría. Pero se equivocaron. Las primeras comunidades del movimiento de Jesús vieron en su muerte el signo de la presencia de Dios en sus sufrimientos. Con esa convicción, con esa fe, trastocaron las bases tanto de la religión judía de entonces, como del Imperio Romano.

¿Qué necesitan los impulsos transformadores y antijerárquicos en las iglesias cristianas? Soñar como Jesús. Creer en la transformación radical. Que el futuro pertenece a los más débiles, a los explotados, a los excluidos y menospreciados. Creer que otra Iglesia y otro mundo son posibles.

UN POCO DE SAL

JULIO CÓRDOVA VILLAZÓN

Sociólogo

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