Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Quién gana y quién pierde

Quién gana y quién pierde

Durante estos cerca de 14 años las y los bolivianos tuvimos el tiempo más que suficiente para comprender la importancia de vivir en paz, en Democracia, y que se reconozcan y respeten los derechos humanos de todas las personas. Comprendimos que no podemos ser seguidores acríticos de ningún Gobierno, sea de la corriente que sea, porque el precio a pagar por una apuesta ciega es muy alto, pues el daño es tanto para gobernantes, como para gobernados; los primeros, al sentirse libres de la obligación de rendir cuentas de sus actos, más rápido de lo que uno se imagina, abandonan sus principios, valores y compromisos asumidos con el pueblo del que recibieron el mandato para gobernar y se entregan dócilmente a intereses que solo buscan expoliar nuestros recursos, además de convertir nuestro territorio en un laboratorio de experimentación de sus teorías. 

En una relación inversamente proporcional a los beneficios reportados para grupos económicos y organizaciones opacas con las que se relaciona el poder político, para los y las bolivianos/as, los años del Gobierno de Evo Morales han significado el estancamiento del progreso social, institucional, político, hasta personal. Alimentados con el discurso del odio, de descalificación y el resentimiento, dejamos de crecer como seres humanos, nos estancamos y concentramos nuestros esfuerzos como colectivo social en desarrollar la picardía, el engaño, el irrespeto, a ser tolerantes y permisivos con los actos más abominables de los que gobernaban el país como la corrupción, el narcotráfico, la violencia machista que destruye vidas y familias, el contrabando, la indigna sumisión del sistema de justicia al poder político y otros males. Cuando nos dimos cuenta que íbamos cayendo al precipicio y tratamos de reencauzar el rumbo de nuestra sociedad nos encontramos con que la débil cohesión existente en las organizaciones sindicales, barriales y de otro tipo había desaparecido para dar paso a comportamientos de jauría dispuesta a destrozar a quien se oponga a las ambiciones de los caudillos 

Además, como sucede en toda sociedad patriarcal, en un ambiente de violencia política y delincuencial extrema como el que vivimos, la población más afectada son las mujeres y niños/as, por la exacerbación del machismo, agravada por el abandono obligado de las autoridades encargadas de recibir denuncias e investigar  los hechos. En consecuencia, serán muchos feminicidios, violaciones sexuales y otras formas de abuso que queden en la impunidad. Independientemente de quién gane entre los hoy enfrentados, una vez más  las perdedoras: las mujeres.