Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 07:26

Provocaciones innecesarias

Provocaciones innecesarias

Las elecciones realizadas el domingo 18 pasado favorecieron a Luis Arce y David Choquehuanca, los que superaron de lejos a los votos obtenidos, incluso con trampa, por el jefe vitalicio del MAS y de las seis federaciones de cocaleros.

Cuando parecía que podíamos empezar otra etapa de nuestra historia, dejando de lado los enconos y el odio inyectados a la sociedad a lo largo de 14 años por Evo Morales y  sus íntimos, aparecen voces disonantes de gente que bajo la sospecha de que hubo fraude se aventura a pedir a gritos un gobierno militar que frene la posesión de los elegidos con el 55% de los votos, desconociendo las reglas de la democracia y la ingenua idea de que el tutelaje militar salvará de males mayores al país. Está visto que es gente que no sabe que una dictadura militar es igual a un desbocado Evo Morales con botas y sable; y si costó tanto en vidas, tiempo y recursos hacer que el déspota salga huyendo de palacio, lo que costaría quitarnos de encima a una dictadura militar. Como es lógico y  corresponde a personas con convicción democrática, la idea fue rechazada por una mayoría de la población y organizaciones políticas que con hidalguía reconocieron su derrota.

Pero, como si aquello no fuera suficiente para echar sombras a la trasmisión de mando, el caudillo herido en el alma porque la misma gente que lo echó del país  le dio su apoyo aún mayor al binomio Arce- Choquehuanca, instruye a sus incondicionales en el Legislativo que realicen una última grosera, prepotente e ilegal acción de cambio de los reglamentos camarales para adecuarlos  a sus caprichos y necesidades; acción con la que logró deslucir el acto de posesión de los nuevos gobernantes y provocó mayor malestar y repudio social expresado en protestas movilizadas y  comunicados incluso de organizaciones  internacionales amigas del MAS.

Está visto que tanto las acciones de unos y otros convergen en el mismo punto, provocar conflictos innecesariamente para que la democracia no se recupere en Bolivia, que el país siga viviendo a la sombra de un pervertido, autoritario caudillo al que no le interesa el bienestar ni siquiera de su gente, sino sentirse poderoso y disfrutar de los lujos y beneficios de los que gozó  en más de una década de gobierno.

Así se confirma que Evo Morales no dejará que Arce y Choquehuanca gobiernen con autonomía; los quiere de floreros y marionetas para continuar gobernando y haciendo negocios. Esperemos que por un mínimo de patriotismo y dignidad, los elegidos le recuerden que el voto fue para ellos y es a ellos a quienes les toca gobernar pensando en el bien común.

DE FRENTE

JULIETA MONTAÑO S.

Abogada y directora de la OJM

julietamontañ[email protected]