Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:35

Poderosa corrupción

Poderosa corrupción
La existencia de la humanidad se halla amenazada por alteraciones del medio ambiente y la corrupción que se extiende a una velocidad y gravedad nunca antes vistas; ya no se trata de gobernantes déspotas de pequeños países que se hicieron del poder mediante golpes de Estado o maniobras leguleyas  para perpetuarse en la silla presidencial, apropiarse y dilapidar la riqueza de sus pueblos; hoy la corrupción campea en países grandes y pequeños, ricos y pobres, con ideologías de lo más diversas, de izquierda, derecha, confesionales, laicos y casi todos con gobiernos elegidos por voto popular.
Con el mapa mundial extendido y los ojos cerrados, ponemos el dedo en un punto y la posibilidad de que señalemos a un país gobernado por un corrupto es muy alta. Así, si señalamos al norte y nos detenemos en uno de los tres países más poderosos del mundo,  encontramos a un presidente que, además de adoptar decisiones erráticas, sin escrúpulo alguno, evade el pago de sus impuestos que ascienden a millones de dólares y hace negocios poco transparentes con regímenes que constituyen una amenaza para su país. Cruzamos el charco y  llegamos al viejo mundo donde, a pesar de contar con sólidas instituciones, de tiempo en tiempo los casos de corrupción sacuden la consciencia ciudadana provocando movilizaciones que amenazan con debilitar los cimientos de Estados democráticos; en fin, son tantos los países con gobiernos señalados públicamente como corruptos, que nombrarlos uno a uno ocuparía mucho espacio. Pero, al que no podemos dejar de mencionar es al Estado Vaticano, donde entre rezos y alabanzas a Dios, cobijados en preciosos palacios y basílicas, se encuentran grandes maestros de la corrupción que se apropian de los bienes del Estado y del ingenuo pueblo creyente que da sus contribuciones.
Bolivia, que pocas veces en su historia tuvo la suerte de ser gobernada por gente honesta, en los 14 años de gobierno del MAS ha sido víctima  del despojo inmisericorde de su dinero y su riqueza, sin que los/as autores muestren el mínimo pudor al hacerlo, ni hoy den señales de arrepentimiento. Por ello el futuro se pinta sombrío, los tentáculos de la corrupción se hallan tan profundamente enraizados que combatirlos demandará mucha fortaleza y decisión del nuevo gobierno y la sociedad civil.  La articulación de una sociedad verdaderamente democrática requiere de transparencia y señales claras de cero tolerancia a la apropiación abusiva de los recursos del Estado. Está en nuestras manos conseguirlo a través de un voto consciente, informado y responsable.

JULIETA MONTAÑO S.
Abogada y directora de la OJM
julietamontañ[email protected]

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