Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Indigestión de mentiras

Indigestión de mentiras

Se conoce como indigestión al malestar estomacal que se siente por haber ingerido algún alimento que no era el adecuado o cuando la persona se ha excedido en la ingesta y se manifiesta con dolor en la parte superior del estómago y un deseo de devolver todo lo que se halla acumulado.

Lo que le pasa a la población boliviana, después de casi 14 años de recibir como el alimento diario mentiras, tras mentiras del Gobierno, en particular del Presidente y Vicepresidente, ya no da más; se ha abusado tanto del recurso de falsear la realidad y tratarnos como a débiles mentales, que a estas alturas una buena parte de mujeres y hombres de este país siente el malestar de la indigestión, de hartazgo, el hastío ya no solo escuchar mensajes de distorsión de la realidad, sino también de su omnipresencia en los medios de comunicación y en las redes sociales tan despreciables para ellos. Pero, como la vanidad y la ambición de acumulación de poder económico y político los tienen enceguecidos no son capaces de percibir ese malestar que causan su presencia y sus mensajes.

La dosis de mentiras han llegado hasta el espacio internacional, tanto que en la reunión última en la ONU, sin el menor recato ni pudor, cual si se encontrara ante un grupete de desinformados/as e ignorantes de la realidad boliviana, el presidente Morales les lanzó una batería de mentiras como que su Gobierno reaccionó oportunamente ante el incendio en la Chiquitanía, cuando se conoce que fue a los 20 días que por presión ciudadana dispuso de algunos recursos con el fin de evitar que se haga público que se trataba de un hecho fríamente premeditado por su gestión. Les dijo que se había logrado controlar el fuego y resulta que las llamas siguen consumiendo millones de hectáreas de bosque. Pero, lo más falso, indignante y que hizo que una buena parte de los bolivianos corra al baño a vaciar el estómago fue cuando señaló que había que renunciar a los lujos para salvar el planeta. Imagino que a los representantes de muchos países les provocó la misma sensación de indigestión que a los bolivianos/as, porque esas frases salían de la boca del hombre inmisericordemente contaminador del medioambiente, que se resiste a poner sus pies al suelo para que sus zapatos de marca y sus trajes de diseño no se contaminen con las impurezas de la calle o el contacto de la gente.

Por la salud del cuerpo y el alma de las y los bolivianos necesitamos urgentemente el cambio de Gobierno, porque corremos el riesgo de terminar con el esófago y el estómago destruidos.