Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Indiferencia e insensibilidad

Indiferencia e insensibilidad

Con preocupación observamos que la indiferencia y la insensibilidad se van instalando como estados permanentes en buena parte de la población, tanto que ante sucesos que en cualquier sociedad con valores sólidos no pasarían desapercibidos.

No hay duda que este comportamiento social es producto de un trabajo meticuloso de muchos años, realizado por especialistas en manipulación colectiva,  de tal manera que, por miedo, comodidad  o embelesamiento ideológico, la gente deja pasar los hechos de los que tiene conocimiento por muy aberrantes que sean, al extremo de perder su capacidad  crítica y de empatía con sus semejantes.

Tres hechos sucedidos que los considero muy graves, pasaron sin mayores consecuencias para los/as autores y la reacción ciudadana fue tan insignificante que rápidamente quedaron en el olvido. 

Lo sucedido con la alcaldesa de Sipe Sipe, una mujer elegida de las filas del MAS, a la que sus propios correligionarios la sometieron a vejámenes tan degradantes, propios de elementos al servicio de regímenes dictatoriales o grupos irregulares. Sin embargo, no obstante la gravedad de las agresiones, no se conoce de que alguien hubiere sido aprehendido  o que organización alguna se hubiere movilizado en repudio a esas agresiones públicas.

Otro, es el testimonio espeluznante atribuido a Gabriela Zapata, expareja de Evo Morales, que da cuenta del secuestro y desaparición forzada de un niño hijo de ambos, al que abusando del poder que detenta el señalado como autor del hecho, logró incluso borrar su existencia de registros judicialmente. Han pasado los días y ninguna autoridad u organización defensora de los derechos de la niñez ha mostrado interés por al menos establecer la autenticidad del audio, mucho menos iniciar investigación sobre la veracidad de las afirmaciones de la señora, lo que imagino la deja en mayor indefensión, y no sería raro que un día amanezcamos con la noticia de que huyó de la cárcel o se suicidó.

Finalmente, la revictimización a Casimira Lema cuando quiso dar testimonio ante la Comisión de Investigación Especial sobre las horas de terror que vivió, cuando hordas de delincuentes, que al puro estilo de las maras salvadoreñas, incendiaron su vivienda después de la huída del país de Evo Morales. A vista y paciencia del GIEI, una vez más los vándalos la agredieron con expresiones que mellan su dignidad de ser humano.

Ante estas aberraciones que todos los días se dan, lo único que encontramos es indiferencia e insensibilidad; si bien no podemos esperar nada de las autoridades, bueno sería que al menos la ciudadanía levante su voz en favor de las víctimas. Cuidado que mañana seamos alguno/a de nosotros/as las víctimas.

DE FRENTE

JULIETA MONTAÑO S.

Abogada y directora de la OJM

julietamontañ[email protected]

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