No deja de molestar y preocupar a la población que todos los días lo vive, presencia o se informa de actos de violencia machista perpetrada contra niñas, niños y mujeres. La manera cómo ha concluido la investigación abierta por el Ministerio Público contra el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu, por un público abuso sexual a una mujer en la ciudad de Sucre.

Recordemos que el mes de junio empezó a circular un video en el que se ve con total claridad al Gobernador tocando las nalgas de una señora que se encontraba de espaladas a él, la misma que solo atinó a reclamarle intentando hacer con él lo que había hecho con ella. Como es de esperar, esa actitud vulgar y atrevida de la autoridad se convirtió en la noticia y la gente indignada pedía que sea procesada y suspendida del cargo porque demostró ser indigno para ser la primera autoridad del departamento.

 Como sucede con todas las víctimas de delitos sexuales, la señora, cuyo cuerpo fue invadido por el abusivo, macho compulsivo Gobernador, tuvo que superar la vergüenza que le causó la acción antes de decidirse a denunciar ante el Ministerio Público, pero, a los tres meses los fiscales asignados liberan de culpa al agresor “por falta de pruebas”.  

Nos preguntamos, ¿qué prueba más que las imágenes difundidas en todos los medios de comunicación y las redes sociales, más el pedido de disculpas del agresor, necesitaba el Ministerio Público para llevar a juicio al autor confeso del delito? Con dolor la víctima señala que las leyes que dicen haber sido hechas para proteger a las mujeres de nada sirven, que las pruebas aportadas no fueron tomadas en cuenta.

Al ser mandamás del departamento, hecho a imagen y semejanza de su jefe de partido y presidente del Estado, era seguro que ningún fiscal se atrevería a acusarlo; porque si algo perfecto hizo el MAS  en los 14 años de Gobierno, es dejar claro que ser masista es sinónimo de impune para todo, sea feminicida, violador, corrupto, narco, volteador, extorsionador, loteador, acosador o abusador sexual, siempre habrán fiscales y jueces que le den vuelta a la ley para que el compañero del proceso de cambio no sea incomodado con juicios molestos.

En el caso presente, no es que la expectativa fuera ver a Esteban Urquizo podrido en la cárcel, bastaba con el requerimiento acusatorio y dejar que sea el/la Juez quien decida la absolución o la condena del abusador sexual. Pero, otra vez se constata que ser del MAS es garantía de impunidad.