Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Herencia envenenada

Herencia envenenada

Por la información que se tiene de aquellas instituciones públicas que hasta hace poco fueron manejadas  por  militantes fieles y acríticos del Movimiento Al Socialismo y su líder Evo Morales y por las penurias que vive parte de la población como la de Tiquipaya, consecuencia del manejo irresponsable de los bienes públicos, no podemos esperar que, ni para éste ni el futuro Gobierno será fácil reencausar el funcionamiento, al menos regular, del aparato público si no es con una acción decidida de poner un alto al desenfreno de la corrupción y la pasiva contemplación en la que caímos los/as bolivianos/as y en particular los cochabambinos .

Es de tal magnitud la herencia que ha dejado a Cochabamba la administración de Evo Morales y las autoridades que respondían a sus instrucciones, que se necesita la exigencia firme de la población para que se procese a los/as responsables, por ejemplo, de la destrucción del Programa de Manejo Integral de Cuencas (Promic) que tanto dolor viene  causando a cientos de familias; destrucción decidida justamente cuando  Bolivia contaba con los mayores recursos económicos de su historia,  producto del alza de precios de nuestros recursos naturales. 

Quienes debían prevenir aquellos peligros que voluminosos estudios demostraban, como los exgobernadores Edmundo Novillo  e Ivan Canelas, así como los ex y actuales alcaldes de Tiquipaya y el Cercado, deben responder ante la población y la justicia.  

Otro problema por el que debe procesarse a los responsables, es el tren metropolitano adjudicado por una millonaria suma sin siquiera contar con un estudio medianamente serio. 

No debe ser el período preelectoral el pretexto para posponer la exigencia de rendición de cuentas  a los responsables, lo que no impide que la administración actual busque soluciones a corto, mediano y largo plazo para estos y otros problemas. 

Un buen primer paso es la reposición del Promic; pero, se requiere asegurar recursos y una dirección probadamente idónea e independientemente del color político

No puede haber borrón y cuenta nueva, las y los bolivianos necesitamos recuperar la dignidad perdida, la capacidad de reproche social a todo aquello que afecta a la convivencia pacífica; no podemos seguir  siendo cómplices pasivos con los hechos de corrupción pasados o presentes. Rechacemos la herencia envenenada.

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