Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 18:41

El destino de una institución agonizante

El destino de una institución agonizante

En una bochornosa sesión de la Asamblea Legislativa, el oficialismo intentó imponer su voluntad y aprobar un reglamento a su medida para la elección del Defensor/a del Pueblo con desconocimiento de lo establecido por la Constitución Política del Estado y la Ley 218 que señalan que la designación requiere de al menos dos tercios de los presentes de la Asamblea Legislativa Plurinacional, previa convocatoria pública y calificación de la idoneidad profesional y méritos probados a través de concurso público..

La importancia de la figura del/a Defensor/a  del Pueblo estriba en las funciones que la ley le asigna, como la protección, promoción, difusión y garantía de cumplimiento de los derechos humanos, individuales y colectivos reconocidos por la  Constitución, las leyes y los instrumentos internacionales. Para que cumpla esa importante función la ley le garantiza autonomía funcional, financiera y administrativa. No recibe órdenes ni instrucciones de los otros órganos del Estado y  su  titular no puede ser objeto de persecución, detención, acusación ni enjuiciamiento por los actos que realiza en el ejercicio de sus atribuciones.

En los países en los que existe la institución del Defensor del Pueblo, la principal exigencia es que  la designación recaiga en personas de probada integridad personal y ética, trayectoria intachable y práctica socialmente visible de defensa de los Derechos Humanos. En un momento en el que Bolivia necesita alcanzar la reconciliación, la paz social y política, lo que menos podemos permitirnos es tener como Defensor/a del Pueblo a una persona que no cumpla con los requisitos de idoneidad, independencia, compromiso con los DD.HH de todas las personas sin discriminación alguna y sea merecedora del respeto y reconocimiento social. Hoy la institución está agonizando y el oficialismo, si persiste en su enfermizo afán de controlar todo el aparato institucional Estado, podría asestarle el golpe de gracia definitivo echando mano a sus acostumbradas trampas para que la designación recaiga sobre una persona afín al MAS o, bien podría fortalecerla a través de un gran acuerdo político que permita a los bolivianos tener un/a VERDADERO/A DEFENSOR DEL PUEBLO.

DE FRENTE

JULIETA MONTAÑO S.

Abogada, feminista, defensora de DDHH

julietamontañ[email protected]