Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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¿Cómo combatimos el COVID-19?

¿Cómo combatimos el COVID-19?

Está entre nosotros/as  la temible pandemia conocida como COVID-19 que tanto luto va dejando en el mundo; las víctimas mortales se cuentan por cientos y miles y, no obstante los esfuerzos realizados por la ciencia y el sacrificio de millones de habitantes que han visto de un momento a otro afectados sus DD.HH al libre tránsito, la libertad de reunión y otros, no es posible vencer al enemigo invisible que, además de su letalidad, ha dado muestras de ser escurridizo y traidor, pues no todas las personas portadoras muestran signos de ella, sino hasta el momento en que el mal ha afectado cruelmente el organismo.
Hasta ahora, las autoridades  han tomado medidas para prevenir la expansión del mal y para atender a las personas contagiadas, no con el éxito que quisiéramos, pero dentro de las limitaciones las van haciendo y lo que es de esperar que todas las personas pongamos nuestro granito de arena, toda vez que dada la precariedad del Sistema de Salud, lo que se tiene que hacer es priorizar, sobre todo, su fortalecimiento.
Este es un momento en que de nada sirve hacer un recuento de lo mal que están pasando muchas familias,  sino de sugerir cómo se podría mitigar el terrible impacto de las medidas adoptadas.  Vemos con preocupación que es muy grande la tentación de aparecer como los/as mejor informados/as sobre la situación dramática por la que están atravesando las mujeres, las niñas/os, las personas en situación de calle y hasta parece una competencia entre ciertas redes y organizaciones, ante lo cual me pregunto ¿no sería mejor aprovechar la disponibilidad de tiempo y cerebros para elaborar propuestas realistas, acordes a nuestra realidad social y económica, hacer llegar a las autoridades y presionar para que las consideren?. Existe un capital acumulado de experiencias que valdría la pena rescatarlas.
Siendo una responsabilidad compartida enfrentar la pandemia, todas las personas debíamos constituirnos en vigilantes de las decisiones adoptadas, hacer uso de la censura social contra gente irresponsable que, sin tener una necesidad imperiosa, simplemente por prepotencia, circula por las calles  arriesgando su salud y la de los demás. Practicar la solidaridad ayudando a quien necesite y protegiéndola de cualquier contagio y, finalmente, ser celosos fiscalizadores para que lo poco que hay llegue a las personas que realmente lo necesiten, denunciando los actos de corrupción si hubieren y a aquellos seres insolidarios que buscan aprovecharse y sacar ventaja.