Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:01

Hasta dónde piensan llegar

Hasta dónde piensan llegar

Las acusaciones y contraacusaciones gravísimas que se dedican entre evistas y renovadores dentro del partido de gobierno, más allá de lo que podría parecer un ejercicio de poder dentro de esa organización, no deja de ser preocupante por las señales que deja en el conjunto de la población. Somos testigos, por desgracia en muchos casos silenciosos, de verdaderas aberraciones en cuanto al accionar político se trata, que se han convertido en práctica cotidiana en estas casi dos décadas de gobierno masista. Señalamientos de estar vinculado con redes internacionales de narcotráfico, tanto de un lado como de otro, tienen como principal objetivo doblegar la voluntad de unos y otros, debilitarlos al interior del partido y ante la sociedad; una vez cumplido el cometido dejar archivada la acusación hasta nueva oportunidad.

Este juego perverso en el que no interesan los sentimientos de las familias de los señalados/as o la opinión pública es observada con total pasividad por autoridades que tienen como misión investigar y procesar los delitos de cuya existencia toman conocimiento directa o indirectamente, dependiendo de la gravedad de los mismos; sin embargo, en ninguno de los señalamientos hechos contra autoridades y exautoridades del Ejecutivo, Legislativo o Judicial sobre vínculos con el narcotráfico, enriquecimiento ilícito, consorcios para delinquir y otros, se ha visto una voluntad y decisión de investigar a fondo hasta concluir si la persona señalada de ser autora de los ilícitos es culpable o inocente.  A su vez, al ser esta miembro del mismo partido, conocedora de los manejos poco transparentes de la justicia, la persona a la que se le endilga delitos tan graves sabe que si le declara culpable le tocarían muchos años de prisión, prefiere mantenerse en prudente silencio, sin exigir se pruebe en tribunales la acusación o se retracte el acusador como correspondería en una sociedad organizada, respetuosa de las leyes y sentido profundo de dignidad de sus habitantes.

Pero, el problema del manejo ligero e irresponsable de los endilgamientos de narco, corrupto, proxeneta, violador, asesino y otros es cómo quedan gravados en el imaginario colectivo los delitos atribuidos y cuál el mensaje que se instala en la memoria en los/as jóvenes.  Es cierto que muchas personas prefieren no recordar o realmente no recuerdan lo que se dijo de un/a candidato/a en el momento de decidir con su voto para un cargo público, pero lo que sí debería preocuparnos es de qué manera se van naturalizando los ilícitos señalados, no investigados, menos sancionados y que se instalan como valores dentro de la sociedad.

Es oportuno preguntarse, ¿hasta dónde piensan llegar los miembros del gobierno con sus peleas por el control hegemónico?

DE FRENTE 

Julieta Montaño S.

Abogada, feminista, defensora de DDHH

julietamontañ[email protected]

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad