Antes del 20 de octubre, día en que se llevó acabo las elecciones nacionales, ya sabíamos que el soberano estaba enfadado y que el escenario político era complejo. Como reflejo de aquello, pudimos observar la realización de los cabildos, en los que se emitieron resoluciones exigiendo el respeto del 21F y otras demandas que todos conocemos.

Otro punto como antecedente es que la población quiere vivir en democracia, que se respete el estado de derecho, la Constitución Política del Estado y que el Tribunal Supremo Electoral sea transparente al momento del conteo de votos de todos y cada uno de los estantes y habitantes de nuestro Estado boliviano.

Llegó el día de la elección, la población asistió de manera regular a los recintos electorales a cumplir con su derecho y obligación de emitir su voto directo y secreto. En el trascurso de la jornada de votación no escuche, ni vi algún hecho aislado o que se hubiese generado algún acto que manche la jornada electoral, al menos hablo de nuestro departamento.

Como estaba previsto, aunque un poco retrasado,  se conocieron los resultados de conteo rápido al 83.76%, los mismos que daban al candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales Ayma, un triunfo en las elecciones generales con el 45.28%, porcentaje que, empero, no le alcanzaba para ganar en la primera vuelta, por lo que tendría que ir en 60 días a una segunda vuelta.

 El conteo rápido, que se conoció la noche del domingo, también señalaba que el candidato por Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa, ocupó el segundo lugar con un porcentaje similar a las últimas encuestas en Bolivia de 38.16%. 

Sin embargo, faltaba por conocer los resultados de un poco más del 16% del voto rural que, de acuerdo con el informe presentado por la Organización de Estados Americanos, la tendencia no debería cambiar de rumbo de manera desmedida y exorbitante. 

En ese marco, la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Bolivia emitió un pronunciamiento, que destaca los siguientes puntos: “Se respete la voluntad de la ciudadanía en el marco de la Carta Democrática Interamericana de la OEA... Este proceso electoral se ha dado en condiciones muy complejas.

La OEA manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas. El TSE dejó de divulgar resultados preliminares, por decisión del pleno; 24 horas después, el Tribunal presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral (con un 95,63% de votación, arroja el 46,85% para el MAS y un 36,74% para Mesa). Oportunamente, la Misión dará un informe con recomendaciones de cara a una segunda vuelta”.

Los bolivianos debemos estar atentos y en vigilia, de tal manera que este proceso se enmarque dentro del derecho. Asimismo, solicitar una auditoría integral, ya que no se debe permitir, por ningún motivo, que la democracia sea arrebatada, por el bien del país. Por eso pedimos que se vaya a una segunda vuelta o que se anulen las elecciones.