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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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¿Una nueva normalidad?

¿Una nueva normalidad?

Escucho mucho y a muchos hablar de la vuelta a la normalidad como si esto sería un icono, de un destino caprichoso, que nos aguarda a la vuelta de una curva en el camino. No existe una nueva ni antigua normalidad, existe el mundo que construimos y en el que vivimos. Un mundo con problemas.

Dicen tantas cosas y creo que ya no saben qué decir, las palabras van y vienen, unas buscan la belleza de la expresión con el ánimo de generar sensaciones, otras desprendidas de argumentos humanos yuxtaponen lo económico a cualquier cuadro de vida y muy pocas buscan la verdad, más allá de correspondencias simbólicas, construcción de libertad.

Sin duda alguna, “libertad” es un término cuyo concepto esencial parece estar oculto en una nebulosa tejida desde la utopía poética hasta el entramado de una moral influenciada por factores socio políticos de poder.

Es deber de la educación formar hombres libres y para ello es necesario retirar el significado de “libertad” de la dudosa nebulosa en la que está sumergida. Es menester enseñar, en búsqueda de la verdad, para encontrar su entendimiento la ansiada libertad, respuesta en la acción personal a la propia voluntad que, en su esencia, no puede ser contraria a sí misma. Tenemos que educar para generar la voluntad de un mundo distinto, desde la consciencia individual hasta la ecuanimidad social.

Una educación en la que aprender sea la construcción de un saber que conjuga el conocimiento teórico, la convicción de derecho y la realidad sin fingimiento, creado y recreado por un ser humano, racional, afectivo y emotivo en un constante diálogo entre la fe y la razón.

Es menester que los educadores sean capaces de soñar un mundo en el que la igualdad no sea resultado de etiquetar las diferencias, la inclusión no sea un simple ejercicio de la sintaxis del lenguaje, el discurso no sea mera expresión de la belleza de la retórica, el conocimiento no enrede el alma en dogmas de poder, el aprendizaje no sea un sueño utópico.

Acompáñenme a dejar una huella en el camino, de fe y ciencia, de equilibrio entre el respeto del individuo a la sociedad y de la sociedad al individuo, de respeto; a la vida en su más amplia expresión, al trabajo digno y a la libertad, guiado por la suma teológica de Santo Tomás de Aquino.

CONSTRUIR COMUNIDAD

JOSÉ JAVIER PRUDENCIO M., Ph.D.

Director de Carrera Ingeniería Civil de la UCB

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