Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Inundaciones, otra vez

Inundaciones, otra vez

Vuelven los días aciagos y negros de lo que es ver a la población en su afán de recuperar sus pertenencias, porque el agua anegó sus residencias. Hogares que fueron construidos en lugares prohibidos, que no fueron abandonados pese a la advertencia y más bien fueron reconstruidos por única decisión de cada propietario afectado en una anterior ocasión. En todo caso, tal vez lo más importante es aprender de los errores, evitar toda situación de riesgo que pueda presentarse, eludir la incertidumbre de las épocas de lluvia que parecen ser más descontroladas que nunca. 

Lo que viene en adelante dependerá de la responsabilidad con la que cada Gobierno municipal encare la atención del manejo de cuencas, porque suena bien teórico y lejano el tema, pero este fenómeno se traduce en una situación de vida o muerte cuando se pierden construcciones que costaron mucho esfuerzo y dedicación para su consolidación. El sueño de vivir en tranquilidad se hecha al basurero por un fenómeno de origen natural que podría evitarse o controlarse. 

Por otro lado, es tiempo de que la población que quiere edificar respete las normas urbanas de uso de suelo y se instale en áreas urbanizables correctamente planificadas y seguras para su establecimiento. Valga la pena llamar la atención de autoridades y población en general respecto a las zonas de expansión urbana que se vienen consolidando en la zona sur de la ciudad (Nueva Cochabamba), donde la intensificación urbana es muy precipitada sin respetar las definiciones de urbanización de la municipalidad de Cochabamba. No vaya a ser que de aquí a 10 o 15 años las riadas estén dando cuenta de desastres en esas nuevas zonas. 

De lo que se trata es de compartir la responsabilidad de establecer asentamientos humanos permitidos en zonas adecuadas para la urbanización, pero esa corresponsabilidad entre los residentes y la municipalidad deben ser coordinados, de manera de constituir una alianza estratégica para gestionar de forma adecuada los futuros asentamientos. No se trata de un tema de capricho institucional o individual de cada familia, lo que debe evitarse son situaciones de incertidumbre, otorgando a los interesados mínimas condiciones de seguridad y que el apoyo vecinal garantice la correcta implementación de residencias en los lugares más adecuados.

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