Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Institucionalidad y cuarentena

Institucionalidad y cuarentena
Es indiscutible el temor de todos los bolivianos a la situación actual que enfrentamos de no saber qué hacer ante el ataque del COVID-19. Sin embargo, aparecen  personajes en el ámbito municipal regional y nacional que enlodan la situación actual con sus versiones antojadizas y nada disimuladas de querer sacar rédito político ante alguna debilidad de los procesos administrativos de respuesta a las necesidades sanitarias. Me refiero a las actuales denuncias y contradenuncias entre autoridades municipales, regionales y nacionales. Acaso no está claro el rol que cada autoridad debe cumplir según sus competencias, acaso no pueden siquiera ponerse en el lugar de las familias desesperadas que luchan por sacar de la emergencia sanitaria a algún familiar, acaso no comprenden que al hablar de la vida de las personas se habla del mayor derecho humano en este mundo, puede más el egoísmo y el cálculo político partidista para provocar situaciones que enlodan la respuesta a la emergencia, venga de donde venga la actitud y sea contra quien sea. No será posible que por este tiempo difícil se pongan la camiseta de Cochabamba pero con toda transparencia y responsabilidad por el desarrollo de esta ciudad. Cada cochabambino viene luchando en su hogar para no caer enfermo y para ello hace mucho esfuerzo físico, psicológico, económico y hasta psíquico para entender las actitudes de cada uno de los componentes de la familia y de sus necesidades. Nuestra realidad institucional nos da muestras nada agradables de funcionarios de la Gobernación que se escudan en su mayoría legislativa, funcionarios municipales que no saben si responder a las instrucciones de su máxima autoridad o cuidar una correcta aplicación de los procedimientos de adjudicación de contratos, e incluso autoridades del nivel nacional que creen que a control remoto y por gravedad los funcionarios del sector salud resolverán las deficiencias técnicas y económicas en cada centro de salud. Todo esto es parte de nuestra realidad, pero en los tres niveles se encuentra un denominador común, cada uno defiende su postura institucional por más que sea errónea; se trata de echar la culpa al otro pero no se dan cuenta lo equivocados que están ellos. Por suerte la facilidad con la que se accede a la información de derecho público ahora permite descubrir hechos reñidos con la moral y la salud pública para denunciarlos. Juzgue usted.