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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Comercio y ciudad

Comercio y ciudad

En esta columna se trata de explicar un nuevo capítulo de una novela sin final titulada: El comercio y su impacto en la ciudad. 

Por un lado, están los puestos de venta que están cuestionados en el mercado La Pampa y alrededores (ojalá se eliminen); por el otro, están los que se instalan en todas las calles alrededor de los mercados Calatayud, San Antonio, Fidel Araníbar y La Paz. Todos tienen en común un hecho concreto que obligan a toda la población  demoras en la asistencia a su trabajo, interrupciones abruptas cualquier momento, circulación lenta por la acumulación de vehículos en estas vías. Todo en desmedro del ciudadano común paciente y tolerante ante los abusos de los comerciantes y la ineptitud de las instancias respectivas de control de mercados de la Municipalidad, que no pueden lidiar con este fenómeno recurrente. 

A momentos creo que el dicho de que la ciudad de Cochabamba es un gran mercado no cae en saco roto, porque por donde vayamos, incluso espacios públicos restringidos para actividades comerciales, lo primero que aparecen son anticucheras, refresqueras, ilusionistas, merenderas con diferente menú y hasta vendedores de ropa usada. Entonces, la explicación está ahí, la vocación  productiva del valle siempre verde y florido se ha cambiado por el valle con mercados abarrotados de vendedores para una población de compradores, que tiene como lógica concurrir a los centros comerciales populares como parte de su rutina, tal vez incluso para encontrar amistades que hace tiempo no visitan. 

Si esa es la lógica del cochabambino, creo que ya es irónico seguir luchando, porque la ciudad encuentra su identidad, pues está a la vuelta de la esquina. Cochabamba es una ciudad mercado y esa es la realidad que tal vez a muchos no nos guste, pero la práctica de los circuitos económicos establecidos pueden más que los deseos de ver otra vez una ciudad jardín. 

¿Entonces qué hacer en estas circunstancias?; ¿Convencernos de promover una mayor densificación de la actividad comercial y priorizar la infraestructura de servicios en los mercados? ¿Instalar mayor número de mercados para constituir más almacenes temporales de mercadería? ¿Cerrar muchas calles en el centro histórico para constituirse en puestos ambulantes de venta de artículos domésticos? o ¿Cambiar de actividad e incentivar la oferta de mayor número de fuentes de empleo productivas?. En resumen, es posible que estemos concurriendo a definir una visión de desarrollo de Cochabamba para los próximos 50 años: comerciantes, comerciantes y comerciantes.