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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Colina San Sebastián entre rejas

Colina San Sebastián entre rejas

Después de más de dos años de intervención, el proyecto de recuperación histórica de la colina de San Sebastián al parecer llegó a su punto final y se entregará para su inauguración y posterior incorporación a la oferta turística y urbanística de la ciudad. Algo que me sorprende de verdad es la imagen que tomó ahora la colina, y es el de estar encerrada entre barrotes de hierro como si esa fuera la única y última opción de protección de este espacio histórico. Lo urgente es que requiere una puesta en valor, pero que resignifique el valor de las únicas mujeres que defendieron este territorio de los invasores para defenderse del yugo español.

En términos urbanísticos se habla de un gran proyecto de restauración o recuperación del valor histórico,  pero, los arreglos realizados y los espacios implementados no responden al valor histórico de la colina que en esencia debería reproducir clara y contundentemente el principal hecho histórico como fue la decisión que mostraron las mujeres ante la ausencia de varones, o por otro lado, los resabios de la presencia de la vegetación nativa que todavía presenta y el monumento principal que pretende recordar el hecho histórico que deberíamos tomar muy en cuenta en cualquier intervención de este tipo. Al parecer, no se tuvo una comprensión cabal de que este es un espacio en esencia natural y de características ambientales muy singulares, pero no por su vistosidad perse sino por su valor cultural para la ciudad y la memoria de los próceres de esa época. Antes de pensar en senderos de trote, luces leed y vaciados de hormigón debería pensarse en que si los usuarios permanecerán en este espacio el tiempo suficiente para disfrutar de esa infraestructura, o si será funcional un espacio que de por sí restringe el ingreso con el conjunto de barrotes metálicos que hacen parte a su delimitación física, o si habrá la confianza para permanecer en horas nocturnas sabiendo que el timbre como elemento de alerta no es ninguna garantía de que a uno lo escuchen en el otro lado de la colina. En fin, de lo que se trata es de ver que no necesariamente el hormigón es buen amigo de las construcciones conservadoras y revitalizadoras, más bien el hormigón en sinónimo de artificialización del espacio y pérdida del valor natural original; por ende, hasta la columna más simple puede resultar un elemento extraño en este espacio que muestra un gran potencial turístico que aún no ha sido evidenciado con las obras implementadas.

Sería muy interesante, por ejemplo, reproducir las terrazas y bancales pre coloniales o las fuentes de agua con mampostería de piedra como concibieron los incas, con vegetación nativa que muestren árboles forestales y ornamentales del valle central o recuperar los caminos de piedra que existían en ese entonces junto a la majestuosa posibilidad de aprovechar su altura para divisar los entornos de la ciudad desde su cúspide privilegiada. Tal vez incluso debería aprovecharse su relación con otras serranías como la de Quenamari y la Serranía de San Pedro que muestran características físicas similares y grandes ventajas turísticas.

CIUDAD SUSTENTABLE

José Castellón Onofre

Docente universitario de la UMSS

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