La nueva normalidad nos traerá una serie de ajustes en nuestra economía personal y familiar, por eso debemos estar preparados para afrontarlos con mayor solvencia y lograr una estabilidad. De hecho, en esta cuarentena ya hemos tenido una serie de nuevos gastos que no estaban contemplados como los barbijos, desinfectantes, ropa de bioseguridad, vitaminas y otros medicamentos, instalación wifi, compra de electrónicos, línea blanca, etc. Peor aún si has contraído el coronavirus, habrás hecho una serie de gastos que han podido afectar tus ahorros si no tenías un seguro médico.

En esta nueva normalidad deberás primero estar consciente de tu nivel de ingresos y de gastos familiares para gestionarlos sin que te genere estrés y tampoco dejar de cubrir tus necesidades básicas o incumplir tus compromisos.

Lo primero que te aconsejo es revisar cuáles son tus fuentes de ingresos y cómo crees que podrían incrementarse o disminuir en este nuevo periodo. Es muy posible que si trabajas en alguna empresa tus ingresos puedan mantenerse en el mejor de los casos y debes estar alerta a ajustes o despidos que la empresa podría hacer. Aquí la recomendación es no perder tu trabajo, haz todo lo posible para conservarlo, demuestra que eres un empleado clave en el puesto que desempeñas y eres imprescindible. De todos modos, como se viene una crisis económica muy importante, deberías tener un plan B para generar otros ingresos, ya sea consiguiendo otro trabajo por horas ( docencia, consultoría, etc) o arrancando un emprendimiento en lo que te guste hacer (gastronomía, comercio de productos de salud o de bioseguridad, etc). 

Es fundamental que mantengas niveles de liquidez razonables, que te permitan afrontar cualquier nuevo escenario no previsto, tomando en cuenta que todavía hay una incertidumbre política, seguirá la pandemia y se viene una crisis económica.

En cuanto a tus gastos o inversiones es hora de priorizar lo esencial, como la alimentación sana, cubrir tus servicios básicos, incluido el internet, gastos de salud y estudios, pagar tus cuotas de tus deudas bancarias, etc. y olvidar los gastos superfluos o inversiones inciertas como viajes, festejos, cambiar muebles o de auto.

En cuanto a tus deudas, que debes empezar a pagar desde el próximo año, tomando en cuenta que has tenido un diferimiento casi a lo largo de todo el año, debes hacer una evaluación del flujo disponible  y ver las opciones que el banco te ofrecerá. Considerando que el capital que no has amortizado, por el diferimiento, sigue devengando intereses que deberás honrarlos.  

La primera opción que te ofrece la banca es prorratear o redistribuir el monto excedente, para pagar en cuotas consecutivas a convenir. Otra es cancelar el excedente diferido en la cuota final del plan de pagos, y otra es cancelar en los meses siguientes, posterior a la cuota final del plan de pagos y mantener la periodicidad de las cuotas diferidas. Evita, en lo posible, asumir nuevos créditos hasta tener mucha claridad de tu nueva capacidad de endeudamiento y de pago.

Sin tener una visión pesimista, sino objetiva sobre tus finanzas, será necesario que sepas calcular con cuánto dinero dispondrás en el futuro inmediato y tener un análisis objetivo de las metas o inversiones que podrás alcanzar. Es aconsejable que desde ahora te acostumbres a hacer presupuestos anuales y un seguimiento mensual del mismo. Finalmente, recuerda que el dinero es una energía y una de sus leyes para ser abundante es primero sentirte tu mismo abundante.

 INNOVACIÓN Y FINANZAS

JORGE VELASCO T.

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo Emprendedor, y docente

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