El capital semilla son fondos que reciben  los emprendimientos con alto potencial de crecimiento, en su etapa de gestación,  montaje y puesta en marcha de sus actividades. En esta  etapa se valida  la propuesta de valor y el segmento del mercado, se definen los recursos y procesos claves, se  generan las alianzas necesarias, se construye el plan de inversiones y su financiamiento, se define la estructura de costos y de ingresos, entre otros. Entre las fuentes de financiación, en esta etapa, están los ahorros propios, los préstamos de la familia, premios de los concursos y los fondos de capital semilla.

Gracias a este capital semilla, muchos emprendimientos logran atravesar la etapa más crítica de un emprendimiento, lo que se suele denominar como “valle de la muerte”  donde se  valida  la propuesta de valor, se tiene una mínima generación de ingresos y cuando la  tracción permite ver si hay verdadero interés en el mercado. 

En países donde ha sido exitoso el fomento a la creación de nuevas empresas, el financiamiento de capital semilla ha sido importante y de esa manera se han creado nuevas empresas que, posteriormente, en su etapa de madurez, han sido claves en la generación de empleo y riqueza en países como EEUU, Israel, India, etc.

En nuestro país, entre el año 2017 y 2018, con el gobierno de turno,  se entregó capital semilla o de arranque a casi 300 emprendimientos, por un monto aproximado de 9 millones de dólares sin que exista ningún pre-requisito de experiencia, pero contra la presentación de un plan de negocios, algo inusual y muy positivo para renovar el tejido productivo y/o reactivar nuestra economía.

Otras iniciativas de  entrega de capital semilla, en los últimos años, para nuevos emprendimientos ha sido a través de concursos de innovación, como el Innova Bolivia que en sus 5 versiones ha otorgado más de 150.000 dólares americanos para nuevos emprendimientos.

Lo novedoso ahora, en plena pandemia, es el Programa Semilla Capital, donde 10 empresas se han unido para impulsar la reactivación de 2.000 pymes a nivel nacional. 

En efecto, con la exitosa experiencia de una primera versión, donde se logró la reactivación económica de 800 pensiones y 800 tiendas de barrio, en un periodo de 8 semanas, haciendo un total de 1.600 pymes familiares que incrementaron un 6% promedio sus ventas, es lo que entusiasmó a este grupo de empresas para crear una segunda versión, ya que “demostraron que apoyándose unos a otros se puede salir adelante y reactivar la economía del país”.

En esta segunda versión se han unido el Banco FIE, la CBN, Sofía, Embol, Coca Cola, Unagro, Grupo Venado, Viva, Alicorp, Pedidos Ya y Madepa para ayudar a pymes ubicadas en 8 ciudades del país: La Paz, Cochabamba, El Alto, Santa Cruz, Tarija, Sucre, Oruro y Potosí. 

La ayuda consiste en hacer llegar a cada una de las 2.000 empresas elementos de bioseguridad, insumos de cocina y de limpieza, material de publicidad, crédito para celular y megas para promocionar sus negocios, acceso a crédito y pagos electrónicos, capacitaciones, delivery sin costo y otros productos y servicios para potenciar estos negocios.

Hoy se hace más que evidente el refrán “hoy por ti, mañana por mí”, basado en los valores de la solidaridad y la reciprocidad. Solo así crecen las economías cuando los grandes ayudan a los chicos y cuando las empresas que tienen excedentes pueden crear este tipo de iniciativas solidarias que generan un efecto multiplicador en el ecosistema empresarial.

INNOVACIÓN Y FINANZAS

JORGE VELASCO T.  

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo Emprendedor, y docente

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