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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Imagen de la banca ante el COVID

Imagen de la banca ante el COVID

Hans Christian Andersen, en su cuento  “El traje nuevo del emperador”, relata que un día dos personas que dicen ser sastres se ofrecen a confeccionar para el emperador un hermoso traje muy especial, afirmando que el traje será invisible para los estúpidos e ineptos. Entonces el emperador encarga un juego completo de estas prendas especiales. Luego manda a sus súbditos a supervisar la confección del traje y no ven nada, pero por miedo a que se los considere estúpidos o incompetentes, ninguno de ellos hace la denuncia y, en lugar de eso, resaltan la magnificencia del traje y de la tela inexistente de la que está hecho. El propio emperador al recibir el traje, para no quedar como inepto o estúpido, alaba el traje inexistente y decide lucirlo “vistiéndolo” para recorrer las calles. Los espectadores también admiran el atuendo, aunque no vean nada. Solo cuando un niño grita “¡el emperador va desnudo!”, todo el mundo se da cuenta y admite que el emperador va, efectivamente, desnudo.

Esta misma historia utilizan Admati y Hellwig, en su libro “El traje nuevo del banquero”, para aludir a la crisis reputacional que tiene la banca a raíz de la crisis financiera  del año 2008, que “conllevó el rescate con dinero de los ahorristas y debido a que no actuaron de forma responsable en el ejercicio de su actividad, sino pensando en su propio negocio”.

En el momento actual, la banca, a nivel global, es uno de los sectores  más visibles desde que ha comenzado la crisis económica debido al coronavirus, porque  son las instituciones que facilitan los flujos de dinero entre todos los actores del sistema económico y porque en esta coyuntura  pueden ejercer una influencia decisiva en todos los ámbitos. Por eso, una gran parte de la sociedad reclama que los bancos tengan un rol más social y mayor compromiso para la recuperación de la economía y paliar los efectos de la potencial recesión que vendrá después de la cuarentena.

La banca hoy tiene la oportunidad para ser parte fundamental de la solución, garantizando los flujos de liquidez para mantener sus operaciones con normalidad y conceder créditos para salvar de la quiebra a empresas y familias. 

Los bancos se pueden convertir en ese corazón que bombee dinero a todos los sectores de la economía, demostrando una gran capacidad de resistencia y resiliencia, aunque sabemos que su rentabilidad y solvencia se podrían resentir.

Nuestro sistema financiero, que goza de una buena imagen reputacional y tiene una posición patrimonial sólida, tendrá un rol protagónico para canalizar los fondos del paquete de medidas que ha lanzado el Gobierno para reactivar la economía: bonos por 1.200 millones de dólares (700 para personas y 500 a empresas) y un fondo de 1.500 millones de bolivianos para créditos blandos para las micro, pequeñas y medianas empresas. Pero, además, tendrá que lidiar con la reprogramación y diferimiento de los créditos actuales y otorgar nuevas operaciones dentro del marco regulatorio y preservando su solvencia financiera, es decir, mantener el flujo de crédito durante y después de la pandemia. Un reto importante en una situación compleja que, según el presidente de Asoban, se responderá con una banca “sólida y solidaria que va apoyar esta situación en la medida de su capacidad”.

Así, el nuevo traje que el banquero boliviano debe estrenar en esta crisis, por COVID, estará fabricado con las telas de la prudencia, empatía y la solidaridad, para que juntos (bancos-clientes) logremos superar esta pandemia.