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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Cisne Negro y estrategia

INNOVACIÓN Y FINANZAS

Cisne Negro y estrategia

Nassim Nicholas Taleb, en su libro “Cisne Negro”, desarrolla una teoría de “el impacto de lo altamente improbable” y define al “cisne negro” como un evento o factor poco probable que, sin embargo, puede desencadenar consecuencias sumamente perjudiciales y de gran envergadura para la humanidad. 

El autor utilizó esta metáfora porque hasta la llegada de los primeros exploradores a Australia, en el siglo XVII, en Europa se pensaba que todos los cisnes eran blancos, era altamente improbable encontrar un cisne de plumas negras, pero sucedió y esto cambió la percepción que había hasta ese momento. Por tanto, Taleb cuestiona el hecho de hacer predicciones económicas haciendo una extrapolación de lo ocurrido en el pasado, porque estas podrían verse confrontadas con la aparición de un cisne negro, tarde o temprano.

Para que un evento sea considerado un cisne negro, en la economía, debe cumplir tres requisitos. Según esta teoría: primero, suceso es una sorpresa, es decir, un hecho a priori improbable, que no haya evidencia de que pueda suceder y, por tanto, es una sorpresa para los analistas y el mercado; segundo, es un acontecimiento que afecta de forma importante a la economía o a la política mundial; y tercero, se caracteriza por tener predictibilidad retrospectiva, es decir, una vez que ha sucedido, y solo entonces se dan evidencias de que este suceso se podía haber evitado y se crean teorías que explican por qué se llegó a producir.

Ejemplos de cisnes negros son: el atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, que conmocionó a todo el mundo y se hizo evidente la amenaza del terrorismo, lo que redujo enormemente la sensación de seguridad mundial; la Primera Guerra Mundial fue también un conflicto inesperado y que solo se consideró inevitable en análisis realizados de manera retrospectiva y fue el conflicto armado más mortífero de la historia;  la crisis del mercado de valores de 1987; el ordenador y el internet fue un suceso que no estaba previsto que estas herramientas, en el futuro, tendrían el impacto que tienen hoy en el mundo.

Para muchos, el COVID-19 es un cisne negro porque nada hacía prever su aparición, tiene un impacto global por la crisis sanitaria y económica que ha desatado, y algunos análisis mirando en retrospectiva dicen que podría haberse evitado si se hubiera prestado atención a las señales. Para otros analistas, no estamos ante un cisne negro porque era un hecho predecible y no se tomaron las medidas preventivamente, de hecho, Bill Gates, en una charla TED del año 2015, predijo “no estamos preparados para la próxima epidemia, el mayor riesgo de catástrofe global vendrá en forma de virus, no serán misiles, sino microbios”. 

Para Taleb, el autor de la teoría, los inversionistas ignoraron el riesgo del coronavirus y “están pagando el precio por ignorar el riesgo de un evento predecible” y piensa también que gobiernos, en vez de rescatar a las empresa que cometieron errores y no hicieron bien su trabajo, deberían ayudar y proteger a los ciudadanos.

No importa la polémica, si es o no un cisne negro, lo cierto es que el COVID ha modificado la ruta o el camino con el que las empresas habían definido sus objetivos. 

En los negocios, el camino es la estrategia que se habían trazado las empresas y el COVID ha sido el escollo con el que se han tropezado. Por eso esta crisis ha sacado a relucir la importancia de contar con una estrategia que sea eficiente y ágil, que esté descrita en un plan sencillo para que todos en la organización puedan entender y ejecutar. Hoy, en nuestro mundo recobra sentido la frase de Sócrates de “solo sé que no sé nada” y porque después  del COVID “ya nada será igual”. Por eso la importancia de la estrategia empresarial.


JORGE VELASCO T.

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo Emprendedor, y docente

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