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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Calma ante la turbulencia financiera

Calma ante la turbulencia financiera

En los últimos días hemos sido bombardeados, por redes sociales y canales tradicionales, con noticias nacionales e internacionales que han preocupado a toda nuestra sociedad sobre una posible crisis financiera a nivel internacional. El cierre por insolvencia del Silicon Valley Bank, la crisis del banco suizo Credit Suisse, el desplome de las acciones en el mercado de valores y el posible efecto de contagio, trajeron el recuerdo del crack del 2008 y el fantasma de Lehman Brothers, lo que creó una turbulencia en la banca internacional.

La Real Academia Española define el término turbulencia como cualidad de turbio, desordenado, alborotado o perturbado. Para Emery y Trist, la turbulencia es la inestabilidad o tasa de cambio subyacente en el ambiente de las organizaciones. Es una situación donde los recursos y restricciones  cambian constantemente, obligando a las empresas a reaccionar. Para Terreberry, la turbulencia del entorno se caracteriza por una tasa acelerada y compleja de las interacciones que presenta la empresa, excediendo la capacidad de predecir y controlar las consecuencias de sus acciones. 

Hay coincidencia de varios autores de que la turbulencia es un fenómeno que se genera por varios eventos que confluyen de manera simultánea e impredecible afectando el desarrollo normal del sector, es un fenómeno que tiene tres elementos que son el dinamismo, la incertidumbre y la complejidad. 

Al analizar esta turbulencia bancaria, se advierte el dinamismo que tuvo esta crisis por la variación rápida de varios factores del entorno, la incertidumbre por la falta de información de lo que estaba pasando en esos bancos y la complejidad por la cantidad de factores involucrados, lo que  hicieron imposible la predicción del impacto en las decisiones de la industria.

Gracias al apoyo monetario de los bancos centrales y de rápidos anuncios de autoridades, en estos países, se ha podido contener esta crisis financiera internacional, para evitar un efecto contagio en el resto del sistema. 

A nivel nacional, coincidentemente, se anunciaba el incremento del riesgo país en un 79% y la pérdida de reservas en el Banco Central de Bolivia, al mismo tiempo se presentaron colas para la venta de dólares en el BCB y filas largas para retirar depósitos en un banco del sistema. Estos hechos  crearon también un ambiente de turbulencia, donde en cierta medida  se ha hecho presentes la incertidumbre, dinamismo y complejidad de los factores y actores involucrados. La dinámica de las  redes sociales provocó un pánico adicional en la población menos informada que acudió a hacer las colas.  

La reacción de nuestras autoridades ante este panorama ha sido muy importante para evitar una mayor incertidumbre en nuestra población. La venta de dólares en todo el país desde el BCB y el anuncio de la ASFI de “que  el sistema financiero goza de buena salud, es sólido, solvente y confiable, y que ningún depositante de entidad financiera alguna podría perder sus ahorros” han desinflado las expectativas de una población que estaba siendo mal informada por las redes.

Por su parte, los bancos y demás actores del sistema financiero han reaccionado con verdadera normalidad en sus operaciones, del activo y pasivo, ratificando su alto nivel de solvencia y resiliencia ante situaciones de stress económico y financiero.

La calma y la buena información permitirá a nuestra población evitar entrar en un pánico financiero. “Ten paciencia. Espera hasta que el barro se asiente y el agua esté clara. Permanece inmóvil hasta que la acción correcta surja por si misma” (Lao Tzu).

INNOVACIÓN Y FINANZAS

JORGE VELASCO T.

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo, emprendedor, y docente

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