La anterior semana participé en el primer Foro Internacional de Sostenibilidad FIS-2023, organizado por Green Building Council Bolivia, liderizado por Marcelo Valenzuela y el apoyo de Franklin Antezana de Tecnopor. En dicho evento se pudo evidenciar el alto interés de constructores, financiadores y la academia, de ir hacia la descarbonización de la economía y las finanzas sostenibles. Esta tendencia ya es una realidad en muchos países y está siendo promovida por los bancos y entidades financieras, por el creciente  interés de la sociedad por lo ecológico, a través de la oferta de nuevos productos respetuosos con el medio ambiente. 

Según Ernesto Infante, experto mexicano invitado al evento, existe un gran movimiento de fondos internacionales, hacia la sostenibilidad, pero faltan proyectos de inversión que califiquen ante estas instituciones financieras. 

Para Elías Robles, experto costarricense en certificación LEED, los actores del ecosistema deben tomar en cuenta  que: “el desarrollo sostenible solo es posible en la intersección de los tres sectores: económico, social y medioambiental, para lograr resultados que sean viables, equitativos y vivibles”. Según Franklin Antezana, empresario impulsor y fundador del ecosistema, “hay una gran oportunidad internacional y nacional para aquellos actores que comprendan lo que significa la sostenibilidad”. 

Ante esta tendencia global y las recomendaciones que hicieron estos expertos, es destacable el hecho que en nuestro país, según la circular 749/2022 de la ASFI, ya se pueden emitir Bonos Verdes, Sociales y Sostenibles, para el financiamiento de proyectos verdes que logren beneficios ambientales y sociales.  Estos proyectos verdes son aquellos orientados a vivienda accesible, infraestructura de servicios básicos, energías renovables, eficiencia energética, control de la contaminación ambiental, conservación de la biodiversidad, entre otros. Esto significa que los empresarios y emprendedores en Bolivia  ya tienen un marco regulatorio que permite implementar proyectos que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático y orientar esfuerzos hacia la sostenibilidad. Para lograr este propósito, es necesario que los diferentes actores de la triple hélice se pongan de acuerdo y diseñen una estrategia con  planes y acciones innovadoras para rápidamente ponernos a tono con lo que ya avanzaron otros países de la región. El gobierno deberá promover una política de sostenibilidad alineada a los objetivos ambientales de largo plazo y los compromisos ambientales, creando además los incentivos tributarios y urbanísticos. El sector privado, representado por las empresas constructoras y de materiales, deberá introducir nuevos sistemas constructivos, materiales ecosostenibles, técnicas ecotecnológicas y de eficiencia energética, etc. 

Los bancos tienen la oportunidad de captar mayores recursos y crear líneas de crédito verdes para el constructor y las hipotecas verdes, para desarrollar un mercado aún no explotado, principalmente con viviendas sostenibles y sociales orientado a la base de la pirámide. Finalmente, las universidades, a través de líneas de investigación y desarrollo, pueden aportar al estudio de nuevos materiales innovadores, nuevos sistemas de construcción a gran escala y bajo costo, además de la formación de nuevos profesionales con nuevas competencias en áreas de sostenibilidad.

Los  bancos nacionales ya han iniciado una carrera para  posicionarse como sustentables, a través de medir su huella de carbono, el financiamiento viviendas sostenibles, préstamos para vehículos eléctricos o diseñar sus nuevas instalaciones con un concepto sostenible, entre otras acciones. Enhorabuena que empecemos a pensar en un país y mundo sostenible, de lo contrario, estamos poniendo en riesgo el futuro de las generaciones futuras.

INNOVACIÓN Y FINANZAS

JORGE VELASCO T.

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo, emprendedor, y docente

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