Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:07

2020 año de estrés bancario

2020 año de estrés bancario

Ha sido un año complicado para toda la economía del país por las múltiples crisis que se han presentado este año: política, social y sanitaria. La banca no ha estado inmune a este fenómeno, tuvo que responder a varios desafíos que se le presentaron como la imposibilidad de la recuperación normal de créditos, como efecto de la ley que los obligó a diferir todos los créditos hasta este mes de diciembre.  

Tuvo que adecuar su sistema operativo e instalaciones para pagar los bonos del Estado, de manera masiva  y, además, evitar el contagio. Puso en marcha medidas y protocolos para la prevención y limitar el riesgo de contagio de sus empleados, fomentando el teletrabajo. Priorizó los canales digitales para evitar que los clientes vayan a las sucursales y operar en lo posible por internet, es decir, hacer uso de canales electrónicos para realizar operaciones bancarias como consultas de saldos, hacer pagos a los comercios, realizar transferencias y consultar todo tipo de información. Un efecto importante por el diferimiento de créditos fue la menor recuperación de liquidez para el normal desenvolvimiento de los bancos en sus operaciones y que, además, tendrá una consecuencia significativa en la rentabilidad de los bancos porque no podrán cobrar intereses por el capital diferido.

Otro efecto fue que los bancos aceleraron sus procesos de digitalización en pocos meses, lo que tenían que hacerlo en años. Los clientes también fueron proactivos y respondieron al reto de digitalizarse en sus operaciones habiendo subido en un 70% las transacciones digitales. A su vez, las personas y empresas demandaron menos créditos por el encapsulamiento y la desaceleración de la economía. Pese a que ha sido un año difícil y de mucho estrés para el sector, la banca nuevamente ha demostrado una solidez y capacidad de resiliencia importante para operar con normalidad.

La cartera de créditos, según cifras de la ASFI, se ha incrementado aproximadamente en 1.400 millones de dólares, que equivale a 5.5% con relación a diciembre. Sin embargo, a este crecimiento   habría  que deducirle el monto que fue diferido y se mantuvo sin recuperar. Los créditos que tuvieron mayor crecimiento, entre octubre 2019 y octubre 2020, fueron: los empresariales un 12.6%; vivienda 2.9%; consumo 2.2%; pyme 2% y micro crédito solo 1.24%. La mora  se ha mantenido estable e incluso, por efecto del diferimiento, ha bajado de 1,9% que era a diciembre 2019 a 1.7% a octubre de este año. Este indicador no muestra la realidad de una cartera que sabemos que tiene un deterioro, porque algunas personas han perdido sus empleos o han muerto y hay muchas empresas que han cerrado o disminuido sus volúmenes de venta, lo que significa que a partir de enero, cuando empiecen a pagar, de acuerdo al plan de pagos, veremos la magnitud de la  mora. Por eso los bancos han incrementado sus niveles de previsiones. En efecto, un 22% con relación a diciembre y el nivel de cobertura (previsiones/cartera mora) se ha incrementado 123 puntos, desde 84% a diciembre de 2005 hasta 207% a noviembre de 2020. Los depósitos han tenido también un incremento del 5.6% desde diciembre, efecto de la importante gestión que hicieron los bancos para retener depósitos y para atraer nuevos depósitos, a través de mejorar las condiciones (incremento de la tasa pasiva). Esto ha permitido a los bancos mantener sus niveles de liquidez (disponibilidades más inversiones temporarias/ depósitos a corto plazo) en 60% similar al del cierre del año pasado.

El 2020 fue un año difícil pero no imposible para la banca. El 2021 continuará la crisis y es fundamental preservar la salud del sector, porque es clave para reactivar la economía. 

INNOVACIÓN Y FINANZAS

JORGE VELASCO T.

Ingeniero industrial, magíster en Innovación y Desarrollo Emprendedor, y docente

[email protected]