Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ironías de nuestra política boliviana

Ironías de nuestra política boliviana

Quienes encubren y promueven la violencia y los bloqueos a la salud, la estabilidad y la democracia en Bolivia, terminan de manera tripartita resolviendo la crisis política-sanitaria en Bolivia mediante la poderosa asamblea nacional manejada por el MAS, el instrumento político-partidario manejado por Evo Morales y la fragilidad institucional del Tribunal Supremo Electoral, frente a la atónita y desconcertada mirada del balcón de palacio quemado por parte del gobierno transitorio, que esperó inhumanamente el desgaste y desprestigio de las acciones generadas por el MAS, pensando que ese desprestigio podría capitalizar la descendente preferencia electoral de la candidata-presidente. No sucedió lo esperado.

Se resuelve la crisis con la presencia de la oposición al gobierno que, además, pone sus condiciones. Se siente la ausencia del actor principal que es el gobierno, entonces …. alguien parece estar demás.

Contradicciones internas, pugnas de poder palaciego, falta de formación profesional en gestión pública, escasa transparencia y eficiencia en gestionar la crisis sanitaria en Bolivia, regiones y municipios, temas no resueltos de corrupción, son entre muchos, los generadores de esta crisis por ausencia de gestión y cálculo político electoral indiscutiblemente, por ambos lados.

El país y las condiciones han cambiado, pero los gobernantes –en general- y la oposición no han tenido tiempo de prepararse para enfrentar este cambio por el que pasamos. No es la amenaza, la advertencia de castigo/sanción la que va a evitar el enfrentamiento. Si nos damos cuenta, gobierno-oposición han trocado los roles, el discurso de ayer es el que se usa hoy, permanece la negociación oscura, nada transparente en las acciones gubernamentales y de la actual oposición –MAS-, se siente un mal olor producto de acuerdos oscuros de gobernabilidad.

Esa falta de academia en la gestión –excepción de pocos funcionarios-, muestra el estilo de gobernar, basados –aún- en la gobernabilidad por acuerdos, pactos de dejar hacer y dejar pasar, no han florecido conceptos y estrategias basadas en la gobernanza –territorial, democrática, moderna para nosotros- de procesos sociales en la toma de decisiones en relación a los asuntos colectivos o públicos, vinculados coyunturalmente a la lucha contra el COVID-19, desde el punto de vista de la salud y la salud de nuestra economía; un estilo de gobernar del pasado estamos observando, la ambición del poder obstaculiza la capacidad de razonamiento,  gestión y eficiencia.  

Más de ocho meses transcurrieron para escuchar un SOS = auxilio del gobierno y convocar a un acuerdo político y social, en un momento de alta debilidad cercana a las elecciones nacionales. A manera de ejemplo y para enfrentar el COVID-19, el actual presidente de España diseña una estrategia de acuerdos políticos en el parlamento, comunidades autónomas y ayuntamientos, con una preferencia electoral baja, aunque producto de un acto democrático, que es diferente al nuestro y cuyos resultados, sin ser los mejores en materia sanitaria, muestran la pacificación del país ibérico.

Alguien en Bolivia quedó fuera del tablero de la política, de la negociación y, sobre todo, de las decisiones. El tiempo le pasará la factura de manera inmediata. Entre tanto, los bolivianos estamos sometidos a la letalidad del coronavirus y la incapacidad gubernamental de gestionar la crisis sanitaria en todos sus niveles de gobierno.


JHONNY ANTEZANA

Arquitecto y exconcejal

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