Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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¿Tiene este virus alguna virtud?

¿Tiene este virus alguna virtud?

Con todo el respeto y solidaridad que se merecen todas las víctimas que fallecieron durante esta pandemia y el duro golpe que muchas personas recibieron al perder a un hermano, una madre, un padre, un hijo, un amigo o un sustento diario, un trabajo o un negocio, me pregunto si este virus acaso tiene una virtud. Algo positivo. Algo rescatable. La respuesta es sí. Sí tiene un lado positivo: Nunca los seres humanos hemos sido y estamos siendo tan fuertes ante una epidemia como el coronavirus.

En un tiempo récord, logramos sacar no una sino varias vacunas para inmunizar a una enorme cantidad de habitantes en riesgo alto y empezar a blindar a nuestro personal sanitario y a todos los administrativos y personal de apoyo que todos los días están en la primera línea de lucha contra este virus implacable.

Como humanidad, hemos alcanzado niveles de respuesta eficientes en comparación a la peste bubónica del siglo XIV (se calcula cerca de 80 millones de muertes) y la influenza de 1918 (alrededor de 50 millones de víctimas) y de una manera vertiginosa y casi hasta demencial, se inició un camino largo hacia el control total del virus.

El conteo diario de muertos en el mundo, en nuestro país, en nuestro vecindarios, en nuestras amistadas y familias es terrible, sin duda alguna. El coronavirus ha matado 2 millones y medio de personas en una población total de 7 mil 500 millones.

Pero a causa de la pandemia, según el científico Yuval Harari, nuestra realidad también ha dejado de ser un mundo físico, donde las actividades humanas, por lo menos aquellas que requerían un esfuerzo presencial, hoy se desenvuelven en un mundo doble: el virtual y real, donde es posible lograr, mediante la automatización y el internet, lo que antes solo podíamos hacer con presencia física: trabajar, comerciar, hacer negocios, enseñar y aprender, comunicarnos, incluso hasta divertirnos.

También se dieron casos de mucha nobleza como la realizada por la Biblioteca Pública de Washington que dispuso un club de lectura virtual, o la de un chef italiano con estrella Michelín Massimo Bottura, quien lanzó una serie en Instagram llamada Cocina de cuarentena en la que enseñó recetas básicas para los que están confinados.

La creatividad también afloró y mucha galerías de arte ofrecieron recorridos virtuales por las galerías más grandes del mundo, observando las famosas pinturas del Louvre en París y las esculturas clásicas del museo del Vaticano desde sus salas de estar en casa y el Observatorio de Sídney en Australia ofreció un recorrido nocturno por el cielo.

Hasta la política debió hacer un giro drástico y enfocarse en las vacunas, en la inversión en hospitales, la creación de mayores ítems para enfermeras y médicos intensivistas, definir nuevas políticas de acceso gratuito a la salud, a la realización de pruebas PCR.

Estas subnacionales han hipotecado la palabra de todos los candidatos. No se ha librado ni uno solo en sus promesas por reforzar todo el sistema de salud, y dejar de hacer canchitas de fútbol. Ahora solo les queda cumplir con sus promesas. Así que tal vez, algo de bueno escondía este maldito virus.

OJO EN TINTA

JAVIER MEDRANO

Comunicador y experto en Gestión Estratégica 

[email protected]

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