Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La territorialización de los carnavales

La territorialización de los carnavales

Un territorio está constituido por múltiples formas de expresión social, representada coyunturalmente en dos contextos, el urbano como medio físico y el virtual con las redes sociales y medios de comunicación. Hace mucho tiempo que se vienen registrando y documentando diversas imágenes como ritualistas, festivas  y entre ellas los carnavales, cuyas manifestaciones culturales se desarrollan en el espacio público que se mantienen arraigando tradiciones en la diversidad folclórica de danzas narrativas con una serie de signos que evocan diferentes actitudes humanas evidenciadas metafóricamente y que al vivirlas transportan a un mágico mundo.

La población muestra una marcada predisposición a congregarse y participar de diversos eventos, apropiándose de los espacios públicos y construyendo territorios comunes de acuerdo a las características vivenciales de grupos sociales, pero al llegar la pandemia la sociabilización colectiva se vio reducida a la virtualidad que ofertó otras formas de territorialidad.

La recurrencia de asistencia a actos masivos como los carnavales, generan en la memoria colectiva una visión patrimonial e inmaterial, que se encuentra ligada a la vigencia y representatividad que otorgan diversos procesos identitarios que permanecen conformados por prácticas y acciones transmitidas de generación en generación, cobrando vigencia y significación en el tiempo. Los usos, representaciones, conocimientos y técnicas, junto a instrumentos y objetos, amalgamados con una amplia diversidad de vestuario, propician coreografías con mucha expresión simbólica que se constituyeron en patrimonio intangible no solo del país origen sino de la humanidad entera. Estas expresiones inmateriales al desarrollarse en el espacio público, generan territorialidades que toman protagonismo, tal el caso del Paseo del Prado en Cochabamba, el Cambódromo en Santa Cruz, la peregrinación al Santuario del Socavón en Oruro.

En este marco, el Carnaval se constituye en una expresión patrimonial cultural e inmaterial, fortaleciendo el tejido social en diferentes sectores de la sociedad; con el advenimiento de la pandemia, se territorializó virtualmente generando diversas expresiones gráficas en diversos soportes, ofertando vivir la tradición pero con la seguridad del hogar. Dos años pasaron desde las restricciones sanitarias que impedían concentraciones masivas y este año vuelven los rituales y tradiciones con interacciones dentro el sincretismo cultural, en un marco de alegría y excesos, pero con la variante de que todavía existe una amenaza en el espacio público, que hace pensar que se deberían proponer corredores culturales diseñados con características de bioseguridad, porque lo que ahora se tiene solo representan improvisaciones espaciales, quedando recurrir a la responsabilidad social que promueva los cuidados necesarios comenzando por la vacuna voluntaria y terminando con las debidas distancias sociales.

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

Jaime Alzérreca Pérez

Docente e investigador IIACH- UMSS

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