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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Socioestética y región

Socioestética y región

El concepto de estética de una ciudad sufre mutaciones y evoluciona en el tiempo. En la actualidad, el arte público se constituye en un interesante medio para regenerar y renovar la ciudad, constituyéndose el espacio público en el escenario para materializar estas inquietudes. 

El paisaje urbano percibido necesita de interacciones con las personas para poder encontrar sus definiciones estéticas en sentidos perceptuales de la imagen y en sentidos vivenciales, donde la percepción y la participación se constituyen en insumos fundamentales para modelar identidad, en este contexto se hace relevante equilibrar lo estético y lo social. 

En este marco, la estética urbana debe entenderse bajo un esquema holístico que mira al todo y donde sus partes están vinculadas por constantes interacciones, donde los sucesos y procesos se relacionan con otros y producen así nuevas relaciones, pero siempre comprometiendo al todo. En este contexto, no es posible pensar una pieza de arte urbano descolgada del entorno donde en este se dan relaciones económicas, sociales, culturales, etc.

Rescatando este criterio, el espacio urbano debería estar compuestos por espacios que susciten emociones positivas y, por tanto, debería ser de ágil decodificación en propuestas con altos niveles de síntesis que hagan fácil su lectura y comprensión. En este sentido, la estética urbana debería ser interpretada como valor social, percepción construida y experiencia colectiva, remarcando nuevamente la influencia de lo social en la estética urbana, a lo que Alan Alcock, arquitecto inglés, propone un nuevo término denominado como socioestética. Por tanto, las propuestas de estética urbana deberían tener un carácter participativo, que animen al debate y fomenten la discusión y crítica, de tal manera que la intervención estética de la ciudad sea resultado de una sinergia interactiva entre diseñadores y sociedad.

Cochabamba, espacio receptorio de corrientes migrantes altiplánicas y orientales, que al fusionarse con nativos vallunos generan una diversidad de comportamientos con significaciones importantes una no menos que otra, por tanto, el espacio público se encuentra configurando con un tejido social muy diverso, con una textura social que se manifiesta con narrativas diferentes materializadas en códigos que se evidencian en el espacio público. Esta reflexión permite considerar la diversidad para planificar espacios públicos consecuentes con esta realidad diversa. 

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

JAIME ALZÉRRECA PÉREZ

Docente e investigador IIACH- UMSS

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