Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 22:24

Signos, comunicación y política

Signos, comunicación y política

La comunicación y la política cobran relevancia en épocas de coyuntura electoral, donde los candidatos van revistiendo con insumos mercadotécnicos sus propuestas, insertando variados signos en discursos que se evidencian en propuestas genéricas y no precisamente contextualizadas a un entorno con vivencias únicas y atípicas a las de otras realidades. En este sentido, sería interesante relacionar ofertas a una realidad regional diversa en memoria colectiva, comportamientos e imaginarios muy distintos antes y después de la pandemia, ya que definitivamente una campaña ahora es muy distinta a las de otros tiempos, donde no existía este marcado problema y riesgo latente. En este marco, se hace necesario desglosar términos para poder comprender la esencia de expresiones en un marco utilitario; la semiótica puede constituirse en un referente para este cometido.
La semiótica cobra relevancia a partir de estudiar los signos que manifiestan las sociedades y cómo se transmiten e interpretan, esta abarca sistemas de comunicación que se manifiestan a partir de gestos, entonaciones verbales emotivas u otra acción que permita a un individuo dejarse entender.
Cualquier elemento destacable que denote o indique algo es denominado signo con variantes como el símbolo, el  ícono o elemento indicativo; por lo que, consiguientemente, la semiótica está íntimamente ligada a todo lo que rodea a nuestra vida cotidiana, reflejándose en el arte, la religión o rituales de cualquier índole. La semiótica ayuda entonces a caracterizar signos que brinden insumos conceptuales para generar mensajes pertinentes a una sociedad determinada, procesos y resultados socializados luego por los medios de comunicación.
La política como una forma de actividad de la sociedad puede ser analizada semióticamente, ya que el país entero es bombardeado intensamente por todo tipo de propaganda electoral, con diversas acciones que se muestran descontextualizadas de un medio con diversas representaciones evidenciadas en signos y donde lo que prima son generosas ofertas con cuestionable pertinencia, que al calor de la campaña se constituyen en promesas que no siempre evocan viabilidad, mostrándose fantasiosas y que con artilugiosos propagandísticos se muestran creíbles.
Existe una suerte de marcada complicidad entre herramientas comunicacionales  y política, donde los candidatos recurren a respaldar sus propuestas con diversos soportes multimedia en estrategias publicitarias tal como si se tratara de un lanzamiento de un nuevo producto, denotando campañas que se muestran más dedicadas a la forma que al contenido y al concepto.
Se observan signos construidos para generar desconfianza, donde los candidatos se enfocan más en destruir la imagen del opositor que en construir propuestas que resignifiquen comportamientos tolerantes. El show y espectáculo constante terminan por paralizar y aturdir al elector, hábilmente apoyados por la publicidad, alejándolo de la consciente evaluación de propuestas.
Sería interesante encontrar campañas que caractericen signos en todos los contextos, sociales, culturales, económicos, ambientales, etc. Para diagnosticarlos en el tiempo y ofrecer propuestas con una amplia construcción conceptual que a partir de piezas infográficas y multimedia, apoyadas por instrumentos de comunicación visual, ayuden al elector a conocer más de su región y así escoger una propuesta y apostar por ella, más allá de elegir una al calor de resentimientos provocados por mensajes creados con el fin del desprestigio.
Se necesita una apertura de nuestros cerebros, escuchar y dejar a un lado la soberbia y la salvaje competencia, abriendo los ojos para mirar sin prejuicios, lejos de impulsar a creer y defender hechos sin razón guiados al calor de las arengas de la intolerancia. Se necesita construir empatía a partir de mucha información generada con base a reflexiones pertinentes a una realidad, para dejar de ser crédulos solamente por escuchar acalorados discursos y actuar decodificando mensajes de confrontación. Los  signos deben ser reconocidos y empoderados sin que medie presión alguna.
Por último, no es nada constructivo escuchar y ver propuestas que no consideren la realidad actual y futura a partir de la pandemia, signo de esta época.

 CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

JAIME ALZÉRRECA PÉREZ

Docente investigador IIACH/UMSS
[email protected]