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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Río, memoria colectiva y dinámica urbana

Río, memoria colectiva y dinámica urbana

Los orígenes de las ciudades se relacionan con la necesidad de aprovisionamiento de agua, donde los asentamientos humanos observan orillas de acuíferos como propicios lugares para fundar ciudades. Un río posee esa característica, que muy aparte de la necesaria dotación de agua a un asentamiento, se convierte en un límite del espacio territorial, emergiendo así los puentes que contribuyen a relacionar entornos, aportando como nexo a diversos contextos.
Más allá de que un puente relaciona el río con la ciudad, se constituye en una pieza clave de la planificación urbana, tornándose en un elemento singular del contexto cobrando fuerza como referencia, con alto valor urbanístico como simbólico, ya que al evaluar patrimonio urbano suelen destacarse como hitos en la memoria colectiva e imaginarios urbanos, donde su relación con la historia está íntimamente ligada con hechos fundacionales y sucesos significativos en el orden social, económico y ambiental, que van concretando en el tiempo a poblados que en el recorrido del río emergen y se consolidan.
Cochabamba cuenta con su río metropolitano, el Rocha, que recorre de oeste a este, de Sipe Sipe a Sacaba, vinculando seis municipios; en sus orígenes se lo denominaba  Kunturillo y por el año 1565, Martín de la Rocha, terrateniente español, genera un desvío de su curso con la finalidad de dar soporte con agua a tierras adquiridas en el valle de Cochabamba. La ciudad se funda a orillas de este curso de agua en 1571, constituyéndose en parte integral del desarrollo y vivencia cochabambina. El río Rocha ofertaba importantes espacios lúdicos y de esparcimiento muy integrado a la ciudad, pero que con el paso del tiempo la ciudad empieza a crecer de una población de alrededor de 300.000 habitantes por los años 50 a más de millón y medio en la actualidad, e inevitablemente con ello se  acarrea problemas en el orden de la contaminación ya que la presión sobre el río aumenta y sus aguas empiezan a fungir como receptorio de residuos urbanos; para colmo, el cambio climático causa la reducción del caudal reteniendo materia que provoca malestar y así la población empieza a negarlo, abandonándolo, surgiendo la inseguridad ciudadana con sus difíciles consecuencias. Se evidencian problemas en dimensiones sociales, económicas y ambientales, ya que al crecer la población, crece también el parque automotor y la consecuente crisis vial, ya que al representar el río una barrera natural entre dos zonas, se hace necesario integrarlas por la propia dinámica urbana, evidenciándose cada vez más puentes que solucionan el problema de cruzar el río. Pero que esta acción si no es bien reflexionada y planificada, considerando una integralidad de dimensiones y variables, los problemas se pueden trasladar a otros contextos y por ahí la solución no pasa por generar monumentales infraestructuras, sino más bien austeros pasos pero en lugares muy estratégicos, emplazados en base a un análisis multidimensional que considere áreas de influencia más grandes y de múltiple cobertura, planificando con la premisa de respetar y valorizar entornos naturales.

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO


JAIME ALZÉRRECA PÉREZ

Docente e investigador IIACH- UMSS
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