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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Emulaciones subterráneas y cultura

Emulaciones subterráneas y cultura

Las ciudades en el mundo van generando corredores culturales bajo la premisa de impulsar a la sociedad y su cultura, a partir de la memoria colectiva e imaginarios en alternancia con su historia y arte en escenarios públicos al aire libre. Avenidas protagónicas como los Campos Elíseos en París, La Avenida de Mayo en Buenos Aires, el Parque El Retiro en Madrid, ofertan cultura en entornos naturales con el valor agregado de aportar a la salud de sus usuarios, ya que dinamizan recorridos peatonales o ciclistas con el fin de acceder a infraestructura cultural. Los corredores culturales son más que una calle planteada para circular, configuran espacios abiertos que se vinculan con importantes áreas verdes con la presencia de cultura en su recorrido que se manifiesta a partir de diversas expresiones.
Un corredor cultural no se conforma al azar, toma vida a partir de circunstancias urbanas, ecológicas, sociales y económicas para garantizar su viabilidad, en alternancia con centros culturales y patrimoniales que evidencian cultura para el imaginario popular. Un buen ejemplo que representa a los corredores culturales se da en la Quinta Avenida de Nueva York, que comienza en el contexto del Central Park, con la presencia de dos grandes museos el Metropolitan y el Guggenheim, como también muchas galerías de arte y pequeños museos, asumiendo que es un corredor cultural porque existe infraestructura para la cultura dispuestas en espacios públicos que la albergan.
Estas reflexiones permiten rescatar a centros culturales como los museos, a los espacios públicos y áreas verdes que concentran ciudadanos y promueven interacción social generando encuentros en escenarios dinámicos, que propician actividad física con beneficios para la salud por evitar el sedentarismo, principal riesgo en épocas del COVID. Un área verde con presencia de arbolados representa un elemento clave para la calidad de vida, ya que se constituyen en un enclave natural que ayuda a reducir la temperatura ambiente hasta 10Oc. disminuyendo la isla de calor urbano, mitigando la nociva polución y todos estos beneficios concentrados en un corredor cultural que además contribuyen a sólidos empoderamientos, propiciando construcción de ciudadanía, elemento clave para planificar un territorio en base a consensos.
Una ciudad necesita de equipamientos, pero que su presencia propicia la disminución de áreas verdes y peor aún si en su materialización perjudica equipamientos culturales, presentes en el imaginario a partir de la memoria colectiva, entonces por qué no pensar en introducir la infraestructura nueva al subsuelo, preservando áreas verdes y patrimonio. La arquitectura bajo tierra oferta ventajas como confort térmico, aislamiento acústico y sobre todo ayuda a preservar la naturaleza, ejemplos existen muchos, entre ellos, la catedral de sal en Zipaquira en Colombia, o el Green Garden, Santa Fe en México o el Chichu Art Museum en Japón, infraestructura que crece bajo tierra, preservando en la superficie áreas verdes con los beneficios que ello conlleva.

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

Jaime Alzérreca Pérez

Docente e investigador IIACH- UMSS
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