Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

Construcción social del paisaje

Construcción social del paisaje

El paisaje, según Joan Nogué, geógrafo español, es la representación constante de las expresiones sociales que se dan en un territorio, es un lugar donde las personas crean vivencias a partir de la interacción y donde la estética es un componente de su construcción determinada por dinámicas sociales, climáticas, territoriales, etc. El paisaje debería ser considerado un fundamental factor para la formulación de políticas de ordenamiento territorial, como un fenómeno natural a partir de un conjunto de dimensiones que cuando se dinamizan generan situaciones analizadas bajo la mirada de la sociedad y su cultura.

Los cambios en un territorio se dan por el dinamismo de actividades humanas, donde los sujetos transforman su contexto y luego este los transforma, en una mutua incidencia de dinámicas que la historia corrobora. En este contexto, el paisaje se genera a partir de interacciones sociales y territoriales, donde sus habitantes con gran habilidad se adaptan al medio que habitan, acondicionándolo a sus necesidades y condiciones siempre cambiantes, dotando de valor y significado a lo verdaderamente importante. 

Valorar lo significante e importante supone establecer criterios de clasificación, siendo los fundamentales los que parten de la utilidad atribuida al paisaje en diferentes épocas de la historia y que por su vocación en diferentes dimensiones y escalas perduraron en el tiempo, por ejemplo, de las actividades dentro el calendario festivo religioso, donde en una interesante sinergia entre lo pagano y lo religioso se configuran escenarios paisajísticos únicos tales como Quillacollo con la fiesta de la virgen de Urcupiña, que configura un escenario paisajístico singular en una escala ya no solo regional sino nacional, con una carga de rituales tanto ancestrales como católicos, en un escenario de música y danzas folclóricas en un contexto cultural muy valorado. Por otro lado, existen escenarios más pequeños en duración, como los rituales que configuran lugares únicos tal el caso de las actividades religiosas de Semana Santa, con connotaciones paisajísticas diferentes en pueblos y ciudades.

El paisaje no es sólo la naturaleza que se contempla, es lo que se construye a partir de entornos y contextos, donde la construcción cultural es necesaria para interpretar elementos tangibles e intangibles, existentes para reconocerlos como códigos y así inducir a apropiaciones espaciales mucho más duraderas, que propicien cohesión social partiendo del apego y compromiso para con el contexto de vida, construyendo lugares en base a interacciones sociales con fuertes cargas simbólicas y culturales.

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

JAIME ALZÉRRECA PÉREZ

Docente e investigador IIACH- UMSS

[email protected]

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad